martes, 25 de agosto de 2015

Satish Kumar: "La economía depende de la ecología"



Entrevista al pensador, educador y activista Satish Kumar, director de la revista

Carlos Fresneda

Satish Kumar tiene una sonrisa que desarma. Toda la sabiduría y la humildad acumulada a lo largo de sus 77 años se manifiestan en ese rostro donde se dibuja de un plumazo el “viaje sagrado” que es su vida. Peregrino y pensador, educador y activista, Kumar huye de la etiquetas fáciles y sigue caminando sin parar, y reinventando sobre la marcha su propio oficio.

Nació en Rayastán (India). De adolescente fue monje jainista, y a los 18 se convirtió en apóstol de la “no violencia”. En 1962 recorrió sin dinero y a pie los 12.000 kilómetros que separan la tumba de Gandhi de la de JFK, invitando a un “té de la paz” a los líderes de las potencias nucleares.

En Gran Bretaña conoció a E.F. Schumacher, el autor de Lo pequeño es hermoso, que le convenció para que echara raíces en las colinas de Devon. Allí sigue al cabo de cuatro décadas, convertido en “alma” del Schumacher College (la escuela internacional de educación holística) y dirigiendo al mismo tiempo Resurgence/The Ecologist, la revista donde se dan la mano visión más espiritual y la más reivindicativa de la ecología.

Autor de libros como Peregrino en la Tierra o Tú eres luego yo soy, ha convertido la compasión y la interdependencia en los dos pilares de sus enseñanzas, que en los últimos años, desde que arrancó la crisis en Europa, han derivado hacia la necesidad de tender puentes entre la Economía y la Ecología.
"Tenemos que dejar cuanto antes atrás esta versión reduccionista de la economía que se ha impuesto en las últimas décadas. ¿Cómo puede funcionar la Economía si se deja de la lado la Ecología?"



Empecemos hablando de su última y casi obsesiva preocupación. ¿No va siendo hora de que los economistas y los ecologistas firmen una tregua?

No creo que tregua sea la palabra. Lo que hace falta es que la economía y la ecología se sienten a hablar y se pongan a trabajar juntas… Es cierto que en todos los momentos de nuestra sociedad, desde el inicio de eso que llamamos civilización, la economía ha dominado siempre. Y lo que hemos visto en los últimos años, antes de la crisis del 2008, ha sido precisamente eso. La economía, reducida al mundo de las finanzas y el capital, lo ha terminado dominando todo. Y ése ha sido el gran error.


A veces da la impresión de que los economistas son de Marte y los ecologistas de Venus. ¿Hay alguna posibilidad de entendimiento por el futuro del planeta Tierra?

Tiene que haberla, necesariamente. Conviene recordar que las dos palabras tienen la misma raíz en griego: “oikos”, que significa casa. La casa, en este caso, es el planeta. Y está claro que necesitamos conocerlo a fondo… De ahí viene Eco-logía, de “logos”, conocimiento. Eco-nomía viene de “nomos”, que significa “gestión”. Luego las dos están indisolublemente unidas.


Pero hay una resistencia tenaz por parte de la clase económica a escuchar siquiera los argumentos de los ecologistas…

Es cierto. Pero también hay sectores de la nueva economía que se van abriendo. Hace poco me invitaron a una conferencia en la London School of Economics, y les dije que ya va siendo hora rebautizarse como Escuela de Ecología y Economía… Tenemos que dejar cuanto antes atrás esta versión reduccionista de la economía que se ha impuesto en las últimas décadas. ¿Cómo puede funcionar la Economía si se deja de lado la Ecología? O lo que es lo mismo: ¿Cómo queremos gestionar una casa si antes no la conocemos? Hay que volver a la raíz, y recuperar de entrada la noción de la economía clásica, que al menos reconocía los tres elementos: Tierra, Trabajo y Capital. Pero en última instancia habrá que admitir que la Economía tiene que ser subsidiaria de la Ecología. Es puro sentido común: el conocimiento viene antes que la gestión. Y lo que ha ocurrido en los últimos años es fruto tanto de la avaricia como de la ignorancia. La gente que dirige la economía no conoce realmente lo que está gestionando.


¿La crisis europea ha cambiado realmente algo? ¿No hay una tendencia cada vez más acusada a intentar volver a las andadas?

La crisis europea es la bancarrota de un sistema que ha reducido la economía al capital. Pero la recesión, con todo el impacto dramático que ha tenido en los más desfavorecidos, puede ser una llamada para hacernos despertar. El dinero en el banco, que tanto venerábamos, no es la riqueza real. La riqueza real está en los ecosistemas. La riqueza real es el trabajo, la mano humana, que ha quedado también aplastada bajo la especulación.


En las últimas décadas –desde la cumbre de Río a la de Copenhague, de la “batalla” de Seattle al movimiento Occupy- ha habido varios momentos en que parecía que el cambio estaba a la vuelta de la esquina. Al final, parece que el sistema encuentra siempre la manera de recuperar el terreno perdido…

Así es. Estamos atrapados en esta manera de pensar y no sabemos cómo salir de aquí. Los políticos y los economistas están enredados en esta madeja. Los líderes son prisioneros del sistema… Necesitamos un nuevo modo de pensar, y eso sólo será posible desde la base. Creo que estamos realmente en los albores de una revolución desde abajo y desde lo local, sin necesidad de grandes líderes como Gandhi que nos marquen el camino. Es más, tenemos cada vez más herramientas de empoderamiento. Todos tenemos el potencial de ser líderes.
"El dinero en el banco, que tanto venerábamos, no es la riqueza real. La riqueza real está en los ecosistemas. La riqueza real es el trabajo, la mano humana, que ha quedado también aplastada bajo la especulación".



Hablando de líderes atrapados por el sistema. ¿Qué le parece todo lo que hecho hasta la fecha Barack Obama?

Estoy de acuerdo con que Obama ha sido una decepción para muchos.

Pero tenemos que aceptar también el gran paso histórico que ha supuesto la llegada de un hombre negro a la Casa Blanca. Desde el punto de vista de los derechos civiles, el avance ha sido ya muy grande. Todo lo demás tardará… Está claro a estas alturas que no va a traer paz al mundo, con la guerra de Afganistán aún abierta. Hay muchas cosas que yo esperaba que hiciera y que no ha hecho. Yo estoy convencido de que a título personal es bastante más progresista que lo que demuestran sus decisiones políticas. Pero Obama es un prisionero del sistema americano, de Wall Street al Senado, y no el agente de cambio que muchos esperaban. El cambio real lo acabará trayendo la gente.


¿Pero cuánto tiempo tardará en cuajar la masa crítica?

Nunca sabemos cuándo va a llegar ese momento. A lo largo de la historia, los cambios se han producido a veces de una manera muy precipitada e inesperada, después de una tenaz resistencia. Algo así pasó con la caída del muro de Berlín o el final del apartheid. Tengo la esperanza de que el momento no va a estar muy lejos. Ahora bien, necesitamos aumentar lo más posible la presión sobre los Gobiernos y encontrar nuevas formas de organizar y conectar los movimientos de base a nivel mundial. Creo que es un imperativo inmediato: construir ese movimiento en los próximos 10 o 15 años.


Como director de Resurgence/The Ecologist, ¿qué le parece la labor de los viejos y los nuevos medios en esta encrucijada en la que estamos?

Los grandes medios no sólo están atrapados, sino que son parte del sistema. Son grandes negocios, que se deben ante todo a sus accionistas y a sus anunciantes. La esperanza de cambio ha de venir de los “otros” medios, y en ese sentido Resurgence y The Ecologist llevaban casi medio siglo caminando por la misma senda. La unión hace la fuerza, o eso dicen. Es el momento de hacernos “resilientes”, y con la fusión de las dos revistas todos hemos salido ganando.


¿Qué queda en usted de aquel peregrino que dio media vuelta al mundo sin dinero y por la paz?

Voy a cualquier lugar como peregrino, con gran curiosidad y humildad. Gran parte de lo que soy se lo debo a aquella caminata de 12.000 kilómetros, desde India hasta Estados Unidos, los países nucleares de aquel momento. Recorrí países capitalistas y comunistas, me encontré con hombres blancos y negros, hablé con musulmanes, hindúes y cristianos. Y en todos los lugares fueron gentiles y generosos conmigo. La gran lección que aprendí fue ésta: todos somos miembros de la gran familia humana. Es mucho más lo que nos une que lo que nos diferencia.

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