Para un buen funcionamiento de las diversas funciones del cuerpo, es importante mantener el grado de acidez de la sangre dentro de límites muy estrechos. El grado de acidez de la sangre, expresado en pH, depende de la cantidad de substancias alcalinas y ácidas disueltas en la sangre. De ahí su nombre: equilibrio ácido-alcalino. El rango normal de pH de la sangre, en los seres humanos, es entre 7.35 y 7.45. Esto quiere decir que la sangre esta alcalina.
Nuestra vida y nuestra salud están basadas en la mantención de nuestro medio ambiente interior, siendo la prioridad principal el equilibrio ácido-alcalino. Por eso, cuando la sangre es demasiado ácida, se extrae calcio de los huesos para alcalizar la sangre. Incluso el centro respiratorio en el cerebro es controlado por el equilibrio ácido-alcalino. No obstante se han realizado muchas investigaciones sobre la influencia de la alteración del equilibrio ácido-alcalino en el desarrollo de síntomas crónicos, la medicina convencional no reconoce aun suficientemente esta relación.
¡La acidificación, un proceso continuo inevitable!
El doctor y teólogo suizo Paracelsus fue el primero en nuestra cultura occidental, que mencionó la sedimentación de los desechos ácidos como la causa principal de todas las enfermedades. Mientras los pueblos primitivos, gracias a su forma de vida más equilibrada biológicamente, están liberados de enfermedades metabólicas crónicas como la diabetes, el reumatismo, el cáncer y las enfermedades cardiovasculares, el estilo de vida occidental inclina el equilibro ácido-alcalino hacia el extremo ácido. A la larga, esto conlleva la pérdida de minerales alcalinos importantes, la sedimentación de escoria metabólica (desechos ácidos) en el tejido conjuntivo y la pérdida de inmunidad.
Incluso con un estilo de vida y una dieta (básica) saludables, la acidificación es un proceso inevitable. En una situación ideal de combustión de los alimentos, 100% de los componentes orgánicos (carbono, nitrógeno, hidrógeno y oxígeno, que constituyen el 97% de los alimentos) se quema sin dejar desechos orgánicos. Lamentablemente, esto nunca es el caso, y los componentes orgánicos no se queman completamente. Producto de ello, en el cuerpo siempre quedan desechos orgánicos ácidos. Ejemplos de desechos orgánicos ácidos son el ácido úrico, el ácido láctico, el ácido acético, el colesterol, el dióxido de carbono, el amoniaco y los ácidos grasos.
Además de estos desechos orgánicos ácidos hay muchos productos secundarios inorgánicos provenientes de los minerales en los alimentos. Los desechos ácidos que se derivan de ellos son el ácido sulfúrico, el ácido clorhídrico y el ácido fosfórico. Estos ácidos tóxicos deben ser excretados por el cuerpo. Previamente, sin embargo, deben ser neutralizadas, transformándolas en sustancias menos peligrosas, pues de lo contrario dañarían los riñones y otros órganos.
Las principales sustancias neutralizantes producidas por el cuerpo son el bicarbonato de sodio, de potasio y de calcio (los bicarbonatos son elaborados por el cuerpo mismo, al beber agua alcalina). Cuando estas sustancias están presentes en el cuerpo, en cantidades suficientes, la neutralización de los desechos ácidos tóxicos, orgánicos e inorgánicos, no es un problema. El problema surge precisamente cuando no hay suficientes bicarbonatos en el cuerpo. La disminución de la cantidad de bicarbonatos en el cuerpo, se produce, a menudo, a partir de los 40 años de vida. Esto significa que después de los 40 años, el cuerpo se vuelve cada vez menos capaz de neutralizar los desechos ácidos y de eliminar los desechos. Los desechos ácidos se depositan como escoria en el tejido conjuntivo y el tejido adiposo. A los 50 años, casi el 50% de las estructuras fijas del cuerpo están compuestas por escorias. ¡Después de esa edad, la cantidad de escoria aumenta aún más!.
¡La acidificación es envejecimiento!
El famoso médico y biólogo francés Alexis Carell mantuvo durante 28 años el corazón de un pollo con vida. Él incubó un huevo, sacó el corazón del pollo que se estaba desarrollando y lo abrió, conservando las partes compuestas por muchas células en un medio nutritivo que contenía minerales y la misma composición que la sangre. Fue cambiando ese medio nutritivo líquido todos los días y mantuvo el corazón de pollo durante 28 years(!) con vida. Cuando dejó de cambiar el medio líquido, las células del corazón murieron. El secreto de los 28 años de supervivencia del corazón del pollo radica en el hecho de que el líquido extracelular (el líquido en el que estaban las células) se mantuvo a una calidad constante. Al cambiar diariamente el medio nutritivo líquido, se eliminaban diariamente los desechos (ácidos).
Ácidos, alcalinos y valor pH
pH proviene del latín potentia hydrogenii y significa: "eficacia del hidrógeno". Esta es una medida de la concentración de iones de hidrógeno en soluciones, e indica cuán ácida o alcalina es una determinada cosa. Cuanto mayor sea la concentración de iones de hidrógeno, más ácida será la solución. Las soluciones con menores cantidades de iones de hidrógeno son básicas (alcalinas). El grado de ácido-alcalino se refleja en una escala de pH que va del 1 al 14. 1 es muy ácido y 14 muy básico (alcalino). El valor pH neutro es 7. El aumento en el pH es logarítmico, lo que significa que un pH de 6, es 10 veces más ácido que un pH de 7. Un pH de 5 es 100 veces más ácido que un pH de 7.
Un buen grado de acidez en el cuerpo es uno de los factores más críticos para una buena salud. Durante el metabolismo, se están formando constantemente productos ácidos finales. Pequeñas fluctuaciones en el valor pH puede provocar cambios drásticos en el metabolismo de las células y, de ese modo, causar interferencias.
El pH óptimo
- Sangre 7,35 a 7,45 (ideal 7.41)
- Saliva 6,00 a 7,50
- Estómago 1,35 a 3,50
- Orina 4,50 a 8,40
- Intestino delgado 6, 50 a 7,50
- Colón 5,60 a 6,90
- Sangre 7,35 a 7,45 (ideal 7.41)
- Saliva 6,00 a 7,50
- Estómago 1,35 a 3,50
- Orina 4,50 a 8,40
- Intestino delgado 6, 50 a 7,50
- Colón 5,60 a 6,90
Todas nuestras células están inmersas en el líquido extracelular que, al igual que la sangre, es ligeramente alcalino (pH 7,35 a 7,45). Los valores extremos de pH para la sangre y el líquido extracelular, dentro de cual todavía es posible la vida, están entre 6,8 y 7,8. Valores de pH (ácido) demasiado bajos provocan un mayor riesgo de muerte que los valores demasiado altos (básicos). Así fue como el dr. Berthold Kern descubrió que un valor pH reducido (más ácido) provoca un espesamiento de la sangre. Cuando la sangre tiene una composición más espesa, el corazón debe bombear más fuerte para trasportarla hacia los órganos.
¡La creación de escorias (desechos de ácidos sólidos), como truco ingenioso del cuerpo!
Ya hemos leído que para neutralizar los desechos ácidos que deben mantener la acidez de la sangre constante, el primer mecanismo de defensa en el plasma sanguíneo está formado por búferes de bicarbonato alcalinos en forma de bicarbonato de sodio (NaHCO3) y bicarbonato de potasio (KHCO3).
En un cuerpo donde los búferes de bicarbonato en la sangre están en el nivel correcto, el ácido úrico, el colesterol, el ácido láctico, etc. son neutralizados fácilmente y excretados por los riñones.
Los problemas surgen entonces, cuando no hay suficientes búferes de bicarbonato en la sangre. En ese caso, el cuerpo procede a utilizar su segundo mecanismo, esto es, transforma los desechos ácidos en la sangre en sólidos. Los desechos ácidos en forma sólida (escorias) ya no influyen en el valor pH de la sangre, ¡es un truco ingenioso! Pero con el tiempo, estas escorias son, precisamente, las causantes de otros problemas. El ácido úrico en forma sólida (cristales de ácido úrico) puede precipitarse en las articulaciones, el colesterol en estado sólido se puede adherirse a las paredes arteriales y la sangre puede espesarse.
Causas de la acidificación acelerada
Nuestro estilo de vida occidental, el estado de salud personal y el medio social contribuyen al proceso de acidificación. Los siguientes factores son, en gran parte, responsables de la aceleración del proceso de acidificación y afectan gravemente nuestros búferes de bicarbonato:
- dieta incorrecta (formadora de ácidos)
- consumo excesivo de alcohol y de azúcar
- uso de medicamentos
- carga de estrés
- influencias ambientales
- alteración de la función del hígado, los riñones o los pulmones
- falta de ejercicio
- tabaquismo
- dietas de choque
- ejercicio físico excesivo
- dieta incorrecta (formadora de ácidos)
- consumo excesivo de alcohol y de azúcar
- uso de medicamentos
- carga de estrés
- influencias ambientales
- alteración de la función del hígado, los riñones o los pulmones
- falta de ejercicio
- tabaquismo
- dietas de choque
- ejercicio físico excesivo
¡La importancia de un buen valor pH!
El funcionamiento de las enzimas en nuestro cuerpo, nos indica también cuán importante es un buen valor pH. Todo lo que sucede en el organismo vivo depende de la acción de las enzimas, cuya acción, a su vez depende de la concentración de iones de hidrógeno (es decir, el valor de pH).
Las enzimas muestran un funcionamiento óptimo, cuando tienen un determinado valor pH y son muy sensibles a cualquier cambio de éste. Las enzimas son responsables de todas las actividades en el cuerpo. Incluso el pensamiento requiere de actividad enzimática. Existen aproximadamente 2 tipos de enzimas: las de la digestión y las enzimas metabólicas. Las enzimas digestivas más importantes son las proteasas, amilasas y lipasas. Ellas ayudan en el tracto digestivo a descomponer las proteínas, los carbohidratos y las grasas, y para su buen funcionamiento dependen de un equilibrio apropiado del pH en el tracto gastrointestinal. El estómago tiene un ambiente muy ácido, mientras que el intestino delgado posee un ambiente relativamente más alcalino, y el intestino grueso un ambiente ligeramente ácido. Las enzimas metabólicas son responsables de la estructuración, la reparación y renovación de todas las células, órganos y tejidos.
Posibles problemas causados por una acidificación latente
Etapa I: problemas al comienzo (dependiendo de la predisposición)
- Trastornos del sueño
- estreñimiento
- reflujo ácido
- lengua sucia
- caries
- susceptibilidad a la infección
- caída del cabello
- problemas de la piel
- calambres
- depresión
- pérdida de la libido
- alergias
- Trastornos del sueño
- estreñimiento
- reflujo ácido
- lengua sucia
- caries
- susceptibilidad a la infección
- caída del cabello
- problemas de la piel
- calambres
- depresión
- pérdida de la libido
- alergias
Etapa II: síntomas en una etapa avanzada (dependiendo de la predisposición)
- diabetes
- gota
- cálculos renales
- infartos cardíacos
- reumatismo
- accidente cerebrovasculares
- úlcera péptica
- osteoporosis
- fibromialgia
- cáncer
- ashma
- allergias
- fiebre del heno
- diabetes
- gota
- cálculos renales
- infartos cardíacos
- reumatismo
- accidente cerebrovasculares
- úlcera péptica
- osteoporosis
- fibromialgia
- cáncer
- ashma
- allergias
- fiebre del heno
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