Frente al calentamiento global el cual ocurre dos veces más rápido de lo que se creía de la capa de hielo de la Antártida Occidental, además del aumento de 3 grados en la temperatura media registrado en los últimos cincuenta años y del retroceso de los glaciares, sin duda, que lo más preocupante es la destrucción de las barreras que, según algunos estudios, han perdido ya dos gigatoneladas de hielo”.
El riesgo de que el continuo calentamiento estival trastroque el equilibrio de la superficie de la capa de hielo y equilibrio de la superficie de la capa de hielo haciendo que la región contribuya aún más al alza global del nivel de los océanos denunciado por la publicación Nature Geoscience: “la Antártida es regulador de climas e influye en el medio ambiente del planeta y estos temas son cada vez más relevantes ante la problemática creciente del cambio climático global, que es más evidente allí que en otros lugares del planeta y sus efectos se extienden a sistema climático mundial mediante la circulación oceánica”.
El continente antártico -el cuarto más grande del mundo-tiene una superficie de alrededor de 14 millones de kilómetros cuadrados que rodean el casquete polar y están cubiertos por una capa de hielo que contiene el 90 por ciento del agua dulce del planeta e impide conocer sus exactas dimensiones. Pese a encontrarse en las regiones más alejadas e inhóspitas del mundo, juega un rol fundamental en el clima y el medioambiente global.
Lejana e inaccesible, separada del resto de los continentes por los océanos Atlántico, Pacífico e Indico, la Antártida es el lugar de la Tierra más alejado de los centros industriales y las ciudades, hecho que la transforma en un territorio prístino, con condiciones excepcionales para el estudio del cambio climático, el deterioro de la capa de ozono, la contaminación atmosférica y el aumento del nivel del mar, entre otros.
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