Por Ignacia
Noah Berger, Bloomberg
Washington — En una ubicación secreta entre los viñedos de la costa central de California, un predio de maíz GM está produciendo proteínas para usos industriales y farmacéuticos, incluyendo una vacuna experimental para la hepatitis B.
El maíz alterado crece con aprobación federal a 100 pies de un riachuelo de trucha arco iris en el Condado de San Luis Obispo, en el habitat crítico designado para la amenazada rana de patas rojas de California. Inspectores delDepartamento de Agricultura han reportado dos “incidentes” en el sitio, incluyendo maíz convencional que brotó en una zona de barbecho de 50 pies, pero los descubrimientos no se elevan a nivel de multa o incluso para una notificación formal de incumplimiento para la compañía que lo plantó, Applied Biotechnology Institute Inc.
Los detalles de las inspecciones de Applied Biotechnology y cientos de otros campos de prueba con plantas GM fueron obtenidos por Peiódicos Hearst bajo las leyes de Libertad de Información. Los informes de inspecciones y otros registros del Departamento de Agricultura pintan un cuadro de ampliada rapidez para experimentación al aire libre y una supervisión de dichos experimentos muy amigable con la industria.
El fundador y presidente de Applied Biotechnology, John A. Howard, fundó previamente otra compañía que fue permanentemente prohibida de realizar pruebas de campo de OGMs, luego de crear tal desastre de contaminación en el Medio Oeste, que medio millón de bushels de soya y más de 150 acres de maíz tuvieron que ser destruidos.
Pero desde 2009, el U.S. Department of Agriculture ha aprobado las poco conocidas plantaciones del Applied Biotechnology Institute, aunque con limitaciones tan estrictas como que las mazorcas de maíz deben estar encerradas y los residuos de las plantas deben ser enterrados a 3 pies bajo tierra. De hecho, las cosas van tan bien para Applied Biotechnology que Howard está buscando predios para expandir la operación “farmacéutica” de 5 acres.
Las pruebas en exteriores están en la punta de la revolución tecnológica, basada en el reordenamiento de los bloques de construcción de la vida. La venida de los OGMs ha despertado debate global y protesta sobre temas como seguridad del consumidor y los efectos inciertos de los genes alterados en el ambiente.
Enfoque amigable con la industria
Los documentos muestran cómo el oscuro Animal and Plant Health Inspection Service (APHIS), parte del Agriculture Department, toma un enfoque amigable con la industria a la hora de buscar prevenir la contaminación o daño económico de las pruebas de campo.
Entre los descubrimientos de la investigación de Hearst Newspapers:
– Penas mínimas. El Agriculture Department emitió dos penas civiles para campos de prueba desde 2010, a pesar de enviar cerca de 200 notificaciones por no cumplimiento – incidentes desde violaciones de papeleo, pérdida de semillas hasta plantas brotando donde no deben.
– Los errores de Monsanto. El gigante de biotech de Missouri recibió al menos 35 notificaciones de no cumplimiento desde 2010 al 2013, más que cualquier otra compañía. En 2010, la compañía pagó una pena civil por desmotar accidentalmente algodón experimental en Texas dos años antes, un error que llevó al consumo de alimento y cáscara de semilla de algodón no aprobado por ganado en Texas y exportado a Mexico para alimento animal. Monsanto alegó error humano.
– Riesgos naturales. Docenas de veces, altas lluvias barrieron o dañaron predios de prueba, aumentando el espectro de expansión no deseada de OGMs. Los animales representan otros riesgos. Aves, insectos y animales más grandes no distinguen entre cosechas con alteración de genes y variedades convencionales.
APHIS dice que ha aprobado cerca de 20.000 permisos para campos de prueba, cubriendo un estimado de 100.000 plantaciones de cosechas de genes alterados. La agencia dice que no posee un número exacto.
Una vez que se comercializan cosechas GM, no hay agencia de gobierno que les haga un seguimiento. Eso enfatiza la importancia de monitorear los campos de prueba, particularmente cosechas como alfalfa y canola, y pastos sexualmente compatibles con parientes silvestres.
Riesgos económicos
Aparte de amenazar al ambiente, las cosechas no aprobadas que se “escapan” o no son permitidas pueden generar problemas económicos, como fue el descubrimiento del año pasado de trigo GM resistente al Roundup de Monsanto.
El trigo tolerante al herbicida, encontrado en un predio de Oregon, había sido testeado por Monsanto en 16 estados desde 1998 hasta 2005, antes que la compañía suspendiera las pruebas. Monsanto ha vuelto a la investigación de trigo GM desde entonces.
Luego de días del descubrimiento, Japón, Corea y Taiwan suspendieron las importaciones de ciertas variedades de trigo desde el Noroeste del Pacífico por miedo a la contaminación. La Unión Europea exigió nuevas pruebas de importaciones desde USA, y el futuro del trigo cayó bruscamente. En ninguna parte del mundo el trigo GM es legal.
APHIS investigó pero no ha reportado sus descubrimientos. Monsanto ha dicho que el trigo rebelde puede ser resultado de un sabotaje.
Desde que ganó la aprobación de APHIS en 1996 para la soya tolerante a herbicidas – la primera cosecha GM comercializada en USA – Monsanto se ha convertido en el líder global del negocio.
La compañia, la cual reportó US$14 billones en ganancias el año pasado, dice que ha conducido más o menos 26.000 pruebas de campo en USA desde 1990, más de un cuarto de las 100.000 que APHIS estima que ha aprobado.
Incumplimiento de estándares
Monsanto dice que se basa en capacitaciones y auditorías para fortalecer los procedimientos de pruebas de campo y ha auto- reportado más de 300 violaciones potenciales. Pero, como observa la compañía en su sitio web, “Experimentamos desviaciones ocasionales de los estándares internos y de APHIS.” Entre dichas desviaciones, un informe de inspección de Carolina del Norte en 2007 notó que Monsanto había plantado soya GM “competamente en el condado equivocado” – uno de muchos incidentes de este tipo.
APHIS envió a Monsanto una notificación de no cumplimiento en julio, luego de que la compañía divulgó que poseía “constructos imprevistos” de genes en 39 ubicaciones de maíz de prueba a lo largo de cinco estados.
La administración de APHIS sobre pruebas de campo ha llevado a críticas de parte de científicos y otras agencias federales. El inspector general del Agriculture Department en 2005 identificó “debilidades en las inspecciones y ejecuciones” tan básicas como no saber la ubicación de las pruebas de campo.
En 2008, la Government Accountability Office, citando “controversia y daño financiero” en media docena de liberaciones no autorizadas, recomendó un monitoreo más robusto de las pruebas de campo. La GAO también dijo que las agencias de gobierno deberían trabajar juntas luego que productos GM llegaran al mercado para determinar consecuencias imprevistas al ambiente, a la agricultura convencional y a la seguridad alimentaria.
Oficiales de APHIS dijeron que han reforzado la capacidad científica de la agencia y han aumentado su staff de inspección a 130 personas.
Sin embargo, APHIS está recibiendo llamadas de parte de agricultores preocupados sobre los efectos potenciales de tantas pruebas de campo. El año pasado, más de 150 grupos agrícolas y de negocios, muchos de la veta orgánica, le pidieron al Agriculture Department que reforzara la supervisión de las pruebas de campo.
En el Condado de San Luis Obispo, Howard de Applied Biotechnology espera que la compañía pueda evadir las preocupaciones públicas relacionadas a los alimentos GM.
En mayo, APHIS otorgó a Applied Biotechnology su petición para una liberación confinada de maíz GM diseñado para producir 22 moléculas farmacéuticas e industriales. El gobierno está permitiendo que algunas de ellas sean confidenciales.
El resumen de desiciones de APHIS minimiza los impactos potenciales. Destaca que la proteína de Hepatitis B – derivada del virus de hepatitis B – no posee “actividad tóxica.”
La sentencia asegura que el maíz, una cosecha polinizada por el viento, carece de parientes silvestres sexualmente compatibles y, por lo tanto, no representa un riesgo para la vida de las plantas circundantes.
Algunas restricciones
En lo que la trucha arcoiris se refiere, APHIS reconoció “potencial para que una pequeña cantidad de polen GM llegue al riachuelo”, pero concluyó que a causa de la mínima exposición y falta de toxicidad, no tendría efectos.
Sin embargo, la agencia federal ordenó que el maíz GM no sea criado a menos de una milla de maíz comercial y su semilla debe ser mantenida en lo que se le llama documentos de cadena de custodia.
Antes de fundar el Applied Biotechnology Institute en California, Howard fundó ProdiGene Inc. of College Station, Texas, a fines de los 90s y poseía el cargo de oficial científico jefe.
Pero esa compañía encontró tales problemas de contaminación con sus pruebas de campo aprobadas por APHIS que el Agriculture Department eventualmente lo forzó a salir del negocio de criar plantas farmacéuticas.
En 2002 – el año en que Howard dice que dejó ProdiGene – APHIS divulgó que las plantas de maíz de un campo de prueba de un año antes de ProdiGene en Nebraska estaban brotando en un predio de soya ubicado en el lugar. Pero antes de que el máiz fuera eliminado, la soya potencialmente contaminada fue cosechada. Los 500.000 bushels tuvieron que ser destruidos.
También en 2002, ProdiGene fue forzado a quemar 155 acres de maíz cerca de la ubicación de una prueba de campo en Iowa, luego que plantas farmacéuticas fueran encontradas creciendo ilegalmente. ProdiGene fue multado con US$250.000.
Además, el Agriculture Department compró, barrió y destruyó la soya adulterada a un costo de US$3.5 millones, y le dio a ProdiGene dos años para pagarle al gobierno, libre de intereses.
Los problemas de ProdiGene persistieron. En 2004, un inspector encontró avena creciendo junto al maíz experimental de la compañía en Nebraska que había sido embalada para alimento animal. Además, el maíz GM estaba brotando en un predio de sorgo cercano.
Se demoraron tres años, pero esta vez, APHIS fue duro. En 2007, ProdiGene recibió una modesta multa de US$3.500 pero acordó que ni ellos ni “nuestros sucesores de interés” volverían a solicitar permisos al Agriculture Department para introducir OGMs al ambiente.
Salida en cuestionamiento
A pesar de su declaración de haber dejado su posición ejecutiva de la compañía el 2002, Howard permaneció como director de ProdiGene hasta 2007, de acuerdo a los archivos de la secretaría del estado de Texas. Howard aún es dueño de “muchas acciones” de la compañía, dijo.
En una entrevista, Howard dijo que no estaba involucrado en prácticas que llevaran a incidentes de contaminación antes de su partida en septiembre del 2002, luego de lo que él describió como “una diferencia de opiniones con la administración.”
APHIS evadió la pregunta si se debieran permitir las liberaciones de OGMs de la compañía californiana, dado el trato que se hizo en 2007, respondió por email que ha emitido permisos al Applied Biotechnology Institute “para una variedad de organismos GM, incluyendo productos desarrollados por ProdiGene.”
Pero Greg Jaffe, un abogado del Center for Science in the Public Interest, un grupo de activistas de Washington, D.C., sugiere que el acuerdo ha sido “técnicamente violado, dado que Applied Biotechnology Institute está vendiendo el producto estrella de ProdiGene, y el personal de ProdiGene está haciendo lo mismo en esta nueva compañía.”
Howard, 63, de Cayucos (Condado de San Luis Obispo), recibió un doctorado en bioquímica en la UC Riverside.
Howard dijo que su compañía posee medidas de seguridad que van más allá de aquellas impuestas por el Agriculture Department.
Cree que su cruzada para producir la vacuna de hepatitis B lo aisla de la oposición a los alimentos GM.
“Es más difícil crear un escenario tipo Frankenstein donde esto es horrible, cuando el resultado es conseguir que la gente no muera,” dijo.
Bill Lambrecht es un periodista de investigación para Hearst Newspapers. E-mail: bill.lambrecht@hearstdc.com
http://www.sfgate.com/science/article/GMO-experiments-receive-questionable-oversight-5740478.php#page-1
Traducción: Ignacia Guzmán Zuloaga
Noah Berger, Bloomberg
Washington — En una ubicación secreta entre los viñedos de la costa central de California, un predio de maíz GM está produciendo proteínas para usos industriales y farmacéuticos, incluyendo una vacuna experimental para la hepatitis B.
El maíz alterado crece con aprobación federal a 100 pies de un riachuelo de trucha arco iris en el Condado de San Luis Obispo, en el habitat crítico designado para la amenazada rana de patas rojas de California. Inspectores delDepartamento de Agricultura han reportado dos “incidentes” en el sitio, incluyendo maíz convencional que brotó en una zona de barbecho de 50 pies, pero los descubrimientos no se elevan a nivel de multa o incluso para una notificación formal de incumplimiento para la compañía que lo plantó, Applied Biotechnology Institute Inc.
Los detalles de las inspecciones de Applied Biotechnology y cientos de otros campos de prueba con plantas GM fueron obtenidos por Peiódicos Hearst bajo las leyes de Libertad de Información. Los informes de inspecciones y otros registros del Departamento de Agricultura pintan un cuadro de ampliada rapidez para experimentación al aire libre y una supervisión de dichos experimentos muy amigable con la industria.
El fundador y presidente de Applied Biotechnology, John A. Howard, fundó previamente otra compañía que fue permanentemente prohibida de realizar pruebas de campo de OGMs, luego de crear tal desastre de contaminación en el Medio Oeste, que medio millón de bushels de soya y más de 150 acres de maíz tuvieron que ser destruidos.
Pero desde 2009, el U.S. Department of Agriculture ha aprobado las poco conocidas plantaciones del Applied Biotechnology Institute, aunque con limitaciones tan estrictas como que las mazorcas de maíz deben estar encerradas y los residuos de las plantas deben ser enterrados a 3 pies bajo tierra. De hecho, las cosas van tan bien para Applied Biotechnology que Howard está buscando predios para expandir la operación “farmacéutica” de 5 acres.
Las pruebas en exteriores están en la punta de la revolución tecnológica, basada en el reordenamiento de los bloques de construcción de la vida. La venida de los OGMs ha despertado debate global y protesta sobre temas como seguridad del consumidor y los efectos inciertos de los genes alterados en el ambiente.
Enfoque amigable con la industria
Los documentos muestran cómo el oscuro Animal and Plant Health Inspection Service (APHIS), parte del Agriculture Department, toma un enfoque amigable con la industria a la hora de buscar prevenir la contaminación o daño económico de las pruebas de campo.
Entre los descubrimientos de la investigación de Hearst Newspapers:
– Penas mínimas. El Agriculture Department emitió dos penas civiles para campos de prueba desde 2010, a pesar de enviar cerca de 200 notificaciones por no cumplimiento – incidentes desde violaciones de papeleo, pérdida de semillas hasta plantas brotando donde no deben.
– Los errores de Monsanto. El gigante de biotech de Missouri recibió al menos 35 notificaciones de no cumplimiento desde 2010 al 2013, más que cualquier otra compañía. En 2010, la compañía pagó una pena civil por desmotar accidentalmente algodón experimental en Texas dos años antes, un error que llevó al consumo de alimento y cáscara de semilla de algodón no aprobado por ganado en Texas y exportado a Mexico para alimento animal. Monsanto alegó error humano.
– Riesgos naturales. Docenas de veces, altas lluvias barrieron o dañaron predios de prueba, aumentando el espectro de expansión no deseada de OGMs. Los animales representan otros riesgos. Aves, insectos y animales más grandes no distinguen entre cosechas con alteración de genes y variedades convencionales.
APHIS dice que ha aprobado cerca de 20.000 permisos para campos de prueba, cubriendo un estimado de 100.000 plantaciones de cosechas de genes alterados. La agencia dice que no posee un número exacto.
Una vez que se comercializan cosechas GM, no hay agencia de gobierno que les haga un seguimiento. Eso enfatiza la importancia de monitorear los campos de prueba, particularmente cosechas como alfalfa y canola, y pastos sexualmente compatibles con parientes silvestres.
Riesgos económicos
Aparte de amenazar al ambiente, las cosechas no aprobadas que se “escapan” o no son permitidas pueden generar problemas económicos, como fue el descubrimiento del año pasado de trigo GM resistente al Roundup de Monsanto.
El trigo tolerante al herbicida, encontrado en un predio de Oregon, había sido testeado por Monsanto en 16 estados desde 1998 hasta 2005, antes que la compañía suspendiera las pruebas. Monsanto ha vuelto a la investigación de trigo GM desde entonces.
Luego de días del descubrimiento, Japón, Corea y Taiwan suspendieron las importaciones de ciertas variedades de trigo desde el Noroeste del Pacífico por miedo a la contaminación. La Unión Europea exigió nuevas pruebas de importaciones desde USA, y el futuro del trigo cayó bruscamente. En ninguna parte del mundo el trigo GM es legal.
APHIS investigó pero no ha reportado sus descubrimientos. Monsanto ha dicho que el trigo rebelde puede ser resultado de un sabotaje.
Desde que ganó la aprobación de APHIS en 1996 para la soya tolerante a herbicidas – la primera cosecha GM comercializada en USA – Monsanto se ha convertido en el líder global del negocio.
La compañia, la cual reportó US$14 billones en ganancias el año pasado, dice que ha conducido más o menos 26.000 pruebas de campo en USA desde 1990, más de un cuarto de las 100.000 que APHIS estima que ha aprobado.
Incumplimiento de estándares
Monsanto dice que se basa en capacitaciones y auditorías para fortalecer los procedimientos de pruebas de campo y ha auto- reportado más de 300 violaciones potenciales. Pero, como observa la compañía en su sitio web, “Experimentamos desviaciones ocasionales de los estándares internos y de APHIS.” Entre dichas desviaciones, un informe de inspección de Carolina del Norte en 2007 notó que Monsanto había plantado soya GM “competamente en el condado equivocado” – uno de muchos incidentes de este tipo.
APHIS envió a Monsanto una notificación de no cumplimiento en julio, luego de que la compañía divulgó que poseía “constructos imprevistos” de genes en 39 ubicaciones de maíz de prueba a lo largo de cinco estados.
La administración de APHIS sobre pruebas de campo ha llevado a críticas de parte de científicos y otras agencias federales. El inspector general del Agriculture Department en 2005 identificó “debilidades en las inspecciones y ejecuciones” tan básicas como no saber la ubicación de las pruebas de campo.
En 2008, la Government Accountability Office, citando “controversia y daño financiero” en media docena de liberaciones no autorizadas, recomendó un monitoreo más robusto de las pruebas de campo. La GAO también dijo que las agencias de gobierno deberían trabajar juntas luego que productos GM llegaran al mercado para determinar consecuencias imprevistas al ambiente, a la agricultura convencional y a la seguridad alimentaria.
Oficiales de APHIS dijeron que han reforzado la capacidad científica de la agencia y han aumentado su staff de inspección a 130 personas.
Sin embargo, APHIS está recibiendo llamadas de parte de agricultores preocupados sobre los efectos potenciales de tantas pruebas de campo. El año pasado, más de 150 grupos agrícolas y de negocios, muchos de la veta orgánica, le pidieron al Agriculture Department que reforzara la supervisión de las pruebas de campo.
En el Condado de San Luis Obispo, Howard de Applied Biotechnology espera que la compañía pueda evadir las preocupaciones públicas relacionadas a los alimentos GM.
En mayo, APHIS otorgó a Applied Biotechnology su petición para una liberación confinada de maíz GM diseñado para producir 22 moléculas farmacéuticas e industriales. El gobierno está permitiendo que algunas de ellas sean confidenciales.
El resumen de desiciones de APHIS minimiza los impactos potenciales. Destaca que la proteína de Hepatitis B – derivada del virus de hepatitis B – no posee “actividad tóxica.”
La sentencia asegura que el maíz, una cosecha polinizada por el viento, carece de parientes silvestres sexualmente compatibles y, por lo tanto, no representa un riesgo para la vida de las plantas circundantes.
Algunas restricciones
En lo que la trucha arcoiris se refiere, APHIS reconoció “potencial para que una pequeña cantidad de polen GM llegue al riachuelo”, pero concluyó que a causa de la mínima exposición y falta de toxicidad, no tendría efectos.
Sin embargo, la agencia federal ordenó que el maíz GM no sea criado a menos de una milla de maíz comercial y su semilla debe ser mantenida en lo que se le llama documentos de cadena de custodia.
Antes de fundar el Applied Biotechnology Institute en California, Howard fundó ProdiGene Inc. of College Station, Texas, a fines de los 90s y poseía el cargo de oficial científico jefe.
Pero esa compañía encontró tales problemas de contaminación con sus pruebas de campo aprobadas por APHIS que el Agriculture Department eventualmente lo forzó a salir del negocio de criar plantas farmacéuticas.
En 2002 – el año en que Howard dice que dejó ProdiGene – APHIS divulgó que las plantas de maíz de un campo de prueba de un año antes de ProdiGene en Nebraska estaban brotando en un predio de soya ubicado en el lugar. Pero antes de que el máiz fuera eliminado, la soya potencialmente contaminada fue cosechada. Los 500.000 bushels tuvieron que ser destruidos.
También en 2002, ProdiGene fue forzado a quemar 155 acres de maíz cerca de la ubicación de una prueba de campo en Iowa, luego que plantas farmacéuticas fueran encontradas creciendo ilegalmente. ProdiGene fue multado con US$250.000.
Además, el Agriculture Department compró, barrió y destruyó la soya adulterada a un costo de US$3.5 millones, y le dio a ProdiGene dos años para pagarle al gobierno, libre de intereses.
Los problemas de ProdiGene persistieron. En 2004, un inspector encontró avena creciendo junto al maíz experimental de la compañía en Nebraska que había sido embalada para alimento animal. Además, el maíz GM estaba brotando en un predio de sorgo cercano.
Se demoraron tres años, pero esta vez, APHIS fue duro. En 2007, ProdiGene recibió una modesta multa de US$3.500 pero acordó que ni ellos ni “nuestros sucesores de interés” volverían a solicitar permisos al Agriculture Department para introducir OGMs al ambiente.
Salida en cuestionamiento
A pesar de su declaración de haber dejado su posición ejecutiva de la compañía el 2002, Howard permaneció como director de ProdiGene hasta 2007, de acuerdo a los archivos de la secretaría del estado de Texas. Howard aún es dueño de “muchas acciones” de la compañía, dijo.
En una entrevista, Howard dijo que no estaba involucrado en prácticas que llevaran a incidentes de contaminación antes de su partida en septiembre del 2002, luego de lo que él describió como “una diferencia de opiniones con la administración.”
APHIS evadió la pregunta si se debieran permitir las liberaciones de OGMs de la compañía californiana, dado el trato que se hizo en 2007, respondió por email que ha emitido permisos al Applied Biotechnology Institute “para una variedad de organismos GM, incluyendo productos desarrollados por ProdiGene.”
Pero Greg Jaffe, un abogado del Center for Science in the Public Interest, un grupo de activistas de Washington, D.C., sugiere que el acuerdo ha sido “técnicamente violado, dado que Applied Biotechnology Institute está vendiendo el producto estrella de ProdiGene, y el personal de ProdiGene está haciendo lo mismo en esta nueva compañía.”
Howard, 63, de Cayucos (Condado de San Luis Obispo), recibió un doctorado en bioquímica en la UC Riverside.
Howard dijo que su compañía posee medidas de seguridad que van más allá de aquellas impuestas por el Agriculture Department.
Cree que su cruzada para producir la vacuna de hepatitis B lo aisla de la oposición a los alimentos GM.
“Es más difícil crear un escenario tipo Frankenstein donde esto es horrible, cuando el resultado es conseguir que la gente no muera,” dijo.
Bill Lambrecht es un periodista de investigación para Hearst Newspapers. E-mail: bill.lambrecht@hearstdc.com
http://www.sfgate.com/science/article/GMO-experiments-receive-questionable-oversight-5740478.php#page-1
Traducción: Ignacia Guzmán Zuloaga
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