lunes, 9 de diciembre de 2013

“La conciencia ambiental debe trascender la retórica política”

Por: http://www.cienciaguayana.com




Así lo afirma la investigadora de la Uneg, Judith Rosales quien considera que plantearse el desarrollo de la industria ecoturística en una región como Guayana implica un cambio radical en las relaciones hombre-ambiente


¿Cómo concebir un desarrollo ecoturístico en una región signada por el estigma del Dorado? Una pregunta que se plantea la bióloga e investigadora Judith Rosales, coordinadora del Centro de Investigaciones Ecológicas de la Universidad Nacional Experimental de Guayana (Uneg), ante los proyectos surgidos desde el Ejecutivo nacional y regional de impulsar la industria del ecoturismo en esta región pródiga en recursos minerales, energéticos, maderables y de gran diversidad biológica y cultural.

Rosales es tajante al decir que un desarrollo en este sentido “nos remite a una conciencia que trasciende la retórica política con la que se usa el término desarrollo sustentable e implica un cambio radical en las relaciones hombre-ambiente que han establecido los seres humanos migrados hacia esta región desde los períodos de la conquista”.

MODELO NEOCOLONIALISTA
Para la bióloga de la Uneg, Guayana ha sido “la base para el desarrollo de un país que desde los años 40 fortalece un modelo neocolonialista y de uso de los espacios y recursos de la naturaleza siempre basado en las ganancias a corto plazo”.
Un modelo que a su juicio, no parece haber aprendido de los avances científicos del siglo 20 y que se ve reflejado en el inicio del siglo 21 “con grandes desastres naturales, relacionados con alteraciones climáticas globales”.
Rosales explica que el modelo actual considera los impactos ambientales “sólo en términos de las posibilidades de mitigación o compensación de los mismos sin incluir proyecciones previas a las decisiones de realización de los proyectos de desarrollo, sustentadas en estudios, de sus costos tangibles e intangibles a largo plazo y del deterioro de los servicios que la naturaleza provee para las generaciones futuras de los habitantes de los pueblos de la región, el país y el mundo”.
De tal forma que, según Rosales, plantearse un desarrollo de la industria turística en la Región Guayana con ese modelo “probablemente llegaremos a un siglo 22 sin los bosques, ríos y culturas”. Insiste en que Guayana con sus áreas boscosas continuas y sus ríos en gran parte aún prístinos aumenta cada día más su valor para el desarrollo del ecoturismo “y eso es, sin lugar a dudas, el mayor patrimonio que tiene Venezuela en este sector a nivel global”.

MANTENER LA INTEGRIDAD FUNCIONAL
Rosales concibe al ecoturismo como una posible base para el desarrollo local, endógeno y sustentable de la región; sin embargo, explica que primero “debemos reconocer que es necesario el mantenimiento de la integridad funcional de la diversidad biológica en sus diferentes niveles de genes, poblaciones, especies y ecosistemas; de los tejidos sociales y de las relaciones hombre-ambiente más sustentables ecológicamente que caracterizan a la mayoría de nuestros pueblos indígenas y que dan unicidad a las culturas existentes en la Región Guayana”.
Lo anterior supone, “el establecimiento de cambios estructurales en los esquemas de valores humanos, como la ética y el respeto por la vida tanto del ser humano como del resto de las especies de animales y plantas que habitan la región, con la conciencia del derecho de ese colectivo ampliado a un medio ambiente sano”. Un completo cambio en las relaciones del hombre con el hombre y con la naturaleza, exclama Rosales.


LA INDUSTRIA DEL ECOTURISMO
Aunque Rosales considera que el ecoturismo como industria estará vinculado obviamente a las ciencias económicas, reitera el papel fundamental que tendrán las ciencias ambientales en la planificación de esta industria “ya que el producto depende del mantenimiento de activos que no son reparables como es el caso de la diversidad biológica y cultural, y sus principios deben ser considerados al abordar la industria del ecoturismo como una alternativa de desarrollo sustentable en la Región Guayana”.
Sostiene que “la planificación ambiental de la industria ecoturística comienza por el ordenamiento territorial y la zonificación de las áreas de valor ecoturístico, por lo que requiere de un sólido sistema de información ambiental a diferentes escalas espaciales de sus componentes y redes funcionales”.
Como toda industria, Rosales advierte que el desarrollo de un proyecto ecoturístico tendrá que estar sujeto a una evaluación de sus impactos ambientales.
“Los recursos de la naturaleza y la autenticidad cultural son fundamentales para el desarrollo del ecoturismo, por lo que mantener los procesos ecológicos esenciales de los ecosistemas y ayudar a conservar la diversidad biológica y cultural es primordial en el fomento de una cultura ambientalista de cara al desarrollo de esta industria”.

EDUCACIÓN AMBIENTAL
Para la investigadora de la Uneg, la educación ambiental como herramienta para promover la cultura ambientalista debe estar presente en todos los niveles desde el preescolar hasta el universitario, bajo los principios “de ética y respeto por la vida y los elementos agua, aire y tierra en el que ésta se desarrolla. Igualmente la educación ambiental no formal a los funcionarios públicos, los trabajadores, los empresarios, las jefas y jefes de familia, los comerciantes, un público al cual se llega a través de los medios de comunicación prensa, radio, televisión, Internet, y en la cual los comunicadores sociales juegan un papel de gran relevancia”.

LEYES PARA APLICAR
Asimismo, insta al necesario cumplimiento de la legislación ambiental vigente tanto nacional como internacional, “por lo que el proyecto ecoturístico debe estar sujeto a un sistema de vigilancia y control por parte de las autoridades competentes con un seguimiento constante de los impactos, para introducir las medidas preventivas o correctivas que resulten necesarias.. Igualmente debe permitir un proceso de auditoría ambiental, y su organización gerencial enmarcarse en las normas de gestión ambiental vigentes como por ejemplo las ISO 14.000”.
Para ello, Rosales sugiere la práctica de un enfoque holístico en el cual se incluya desde el mayorista, el operador, el transportista, el turista, hasta los miembros de la comunidad que prestan el servicio. “De esta manera pueden asegurarse unas actividades económicas ambientalmente viables a largo plazo, que reporten a todos los actores unos beneficios socioeconómicos bien distribuidos, entre los que se cuenten oportunidades de empleo estable y de obtención de ingresos y servicios sociales para las comunidades anfitrionas, y que contribuyan a la reducción de la pobreza”.

Impactos generados por la industria ecoturística
La investigadora de la Uneg, Judith Rosales indica que el impacto tanto positivo como negativo de todo proyecto ecoturístico puede medirse en comparación con la línea base, a través de los siguientes indicadores:

1.- Ecológicos: Diversidad de especies y grupos funcionales; grado de fragmentación de los ecosistemas – mantenimiento o restauración de la conectividad biológica; y grado de contaminación de los cuerpos de agua, los suelos y el aire.
2.- Socio-culturales de las comunidades anfitrionas: Percepción de autenticidad sociocultural de las comunidades anfitrionas donde la industria se desarrolla; grado de conservación de los activos culturales arquitectónico o arqueológico; grado de conservación de los valores tradicionales; y grado de respeto y tolerancia interculturales en áreas de contacto.
3.- Socio-económicos de las comunidades anfitrionas: Obtención de ingresos y generación de empleo estable; obtención de servicios sociales (salud, educación, agua potable, servicios sanitarios); y seguridad
4.- Relaciones de producción: Ubicación en los límites de la capacidad de carga – implica mantenimiento de medidas para no sobrepasar los límites de uso de recursos que sostienen las diferentes poblaciones humanas y de las otras especies del reino animal y vegetal; ecoeficiencia - implica optimizar la eficiencia en el uso de energía, agua y materiales requeridos para el crecimiento de la población o la producción de un bien producción limpia – implica la producción de un bien sin generación de contaminantes a los cuerpos de agua

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