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La Corte Internacional de Justicia ha anunciado hoy que Japón deberá cesar de forma inmediata todas sus actividades de caza de ballenas dentro de su actual programa científico JARPA II. Para WWF, esta decisión significa una importante victoria para los esfuerzos de protección de las ballenas, así como un claro llamamiento para el fin de la caza en el Océano Antártico.
La sentencia a favor de Australia en el caso contra lo que Japón denomina ‘caza científica’ se ha alcanzado casi por unanimidad por el máximo Tribunal de las Naciones Unidas. El fallo confirma la afirmación de Australia de que la caza de ballenas japonesa en el programa JARPA II incumple sus obligaciones bajo la Convención Internacional para la Regulación de la Caza de Ballenas.
‘La decisión del Tribunal permitirá que finalmente se cumpla el objetivo de crear el Santuario del Océano Antártico’, dijo Aimée Leslie, Directora de cetáceos y tortugas marinas en WWF Internacional. ‘La protección de las ballenas en el Océano Antártico es esencial para mantener las poblaciones de ballenas en todo el mundo’.
En el fallo, el tribunal determina que el programa de Japón no fue diseñado para cumplir estos objetivos y que los permisos especiales concedidos por Japón en relación con su caza de ballenas en el Océano Antártico no son realmente para la investigación científica.
En palabras del juez Peter Tomka durante la lectura de la decisión, ‘Japón debe revocar cualquier autorización, permiso o licencia existente concedida en relación al programa JARPA II, y abstenerse de conceder nuevos permisos para el mantenimiento de dicho programa’.
Como resultado de la decisión, el gobierno japonés debe poner fin a la caza de ballenas bajo su actual programa en el Océano Antártico. La decisión del tribunal es vinculante y no puede ser apelada.
‘El fallo de la Corte merece ser celebrado y debe cumplirse, dice Ghislaine Llewellyn, Director de Conservación de WWF Australia. ‘Gracias a esta sentencia, la muerte innecesaria de ballenas en esta zona clave para su alimentación parará’.
El gobierno Australiano inició procedimientos legales contra Japón en 2010. El caso se basa en que la caza científica de Japón es un violación del país de la Convención Internacional de la Caza de Ballenas, así como otras obligaciones para la conservación de otros mamíferos marinos y de su medio.
La caza comercial de ballenas fue prohibida en todo el mundo en 1986. El océano que rodea la Antártida fue declarado santuario de ballenas ocho años más tarde. Sin embargo, a pesar de estas protecciones, Japón ha cazado más de 10.000 ballenas en el Océano Antártico desde que se puso en marcha la moratoria.
‘La decisión de hoy de la Corte mundial sienta las bases legales para la ejecución de los acuerdos globales que protegerán la biodiversidad para las próximas generaciones’, añade Leslie.
Además de por la caza de ballenas, las ballenas del Océano Antártico se encuentran amenazadas por la pesca comercial de especies, la contaminación acústica, los vertidos químicos, colisiones de barcos y el cambio climático. La incertidumbre en torno a la población de ballenas del Océano Antártico aumenta la importancia de un enfoque preventivo en su gestión.
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