Por: ecoosfera
Algunos ciudadanos fueron capacitados por científicos y han llevado un registro permanente del aire: los resultados son químicos cancerígenos
Algunos científicos en Estados Unidos han organizado a ciudadanos para que monitoreen el aire de zonas habitadas cercanas a pozos de gas shale. Así es posible medir los niveles de químicos en el ambiente sin que las pruebas dependan únicamente de las visitas de los científicos. Los resultados han sido entregados a investigadores como David Carpenter, de la Universidad de Albany en Nueva York.
Carpenter denunció recientemente en The Independent que las muestran reflejan la presencia de niveles de benceno, formaldehído y sulfuro de hidrógeno muchas veces por arriba de los límites tolerados en la contaminación del aire en Estados Unidos. Los niveles fueros registrados en zonas residenciales cercanas a pozos de extracción de gas shale. Estos componentes son cancerígenos.
Antes se había probado que los pozos contaminaban los mantos freáticos y las aguas próximas al lugar. Sin embargo, la regulación con respecto al aire era muy laxa, incluso en Estados Unidos. El hallazgo figura como uno de los argumentos más contundentes para la lucha de la sociedad organizada contra esta perniciosa técnica, pues aunque también se ha probado la presencia de inusuales temblores en los sitios adyacentes a los pozos, en realidad esa prueba no se ha tomado en serio desde el poder político, por la supuesta falta de una relación convincente.
Las muestras del aire en 11 sitios de fracking variaron desde 35 hasta 770 mil veces más de presencia de químicos que los niveles anteriores a la perforación. La exposición al benceno en un sitio en Wyoming, por ejemplo, equivalía a vivir 2 años en Los Ángeles u 8 meses y medio en Pekín. Los niveles de sulfuro de hidrógeno, un irritante respiratorio, iban de 90 a 60 mil veces más que los registrados inicialmente
“Algunos niveles de benceno eran de 30 veces las concentraciones que se pueden encontrar en el aire en una gasolinera cuando se llena el tanque de un vehículo”, explicó Carpenter.
Con estos hallazgos la legislación en el Reino Unido será endurecida y las empresas deberán recolectar sus gases residuales en lugar de liberarlos a la atmósfera, pero en Estados Unidos no se ha dicho nada al respecto, y tampoco en Latinoamérica. Mientras saltan cada vez más pruebas fehacientes del perjudicial fracking los políticos de algunos países siguen apoyando esta técnica que, además, contribuye al calentamiento global por la liberación de gases de efecto invernadero.
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