jueves, 22 de agosto de 2013

La comunidad, pieza fundamental en el rompecabezas ambiental

Por: marisela valero



Cuando me entero de las buenas noticias acerca de la conservación de especies en peligro de extinción, además de alegrarme por el evidente logro de tantas personas y organizaciones, que muchas veces de forma anónima, silenciosa, sin apoyo publicitario, trabajan día y noche por la biodiversidad de Venezuela y el planeta, me da una enorme satisfacción comprobar que, en todos los casos, si bien la investigación científica y el seguimiento profesional especializado son fundamentales, la pieza imprescindible del rompecabezas ecológico es la transformación positiva de la comunidad donde se realiza el trabajo.



Bien sea que se trate de la cotorra margariteña, las tortugas marinas, el manatí, y tantas otras especies que requieren protección, la participación activa y comprometida de la gente lugareña hace la diferencia.

Y es allí donde radica la enorme importancia de entender los procesos psicosociales de la ecología, porque nuestra especie humana está absolutamente interconectada con su entorno, tema que es tratado con mucha frecuencia, pero lo vital de todas las intervenciones científicas para proteger el ambiente y sus seres vivos, tiene que pasar primordialmente por la sensibilización de la población y por el intercambio valioso de conocimiento entre los profesionales y la sabiduría propia de los habitantes de la zona.

Llegar a un lugar imponiéndose y mostrándose como los “expertos” sería inconveniente para cualquier proyecto, por eso cuando se le pregunta acerca de los logros a las organizaciones exitosas en sus programas ecológicos, todas coinciden en haber integrado a la gente, respetando sus costumbres, y si estas no son beneficiosas para la naturaleza mostrarles pacientemente las consecuencias de esas malas prácticas, dejando finalmente una comunidad sensibilizada, educada y comprometida con los cambios ecológicos que se desean, porque eso es lo que garantizará la sustentabilidad del proyecto.

Es por eso que siempre tengo presente este poema de Lao Tse:

Ve donde la gente, vive entre ellos, ámales, aprende de ellos,

Comienza desde donde ellos están,

Trabaja con ellos,

Construye sobre lo que tienen.

Así hacen los mejores líderes,

Pues cuando la tarea se haya cumplido,

Y el trabajo se haya terminado,

Todos dirán:

“Lo hemos hecho nosotros mismos”



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