Por: http://www.lavanguardia.com/
El texto recomienda cambiar la alimentación para evitar a la larga los efectos del empobrecimiento, la pobreza energética y los efectos del cambio climático
El estudio identifica a la agricultura y el consumo de alimentos como dos de los agentes más importantes de presión medioambiental David Airob
Albert Molins Renter
Un cambio global hacia una dieta compuesta por más productos de origen vegetal y menos de origen animal es la recomendación que se desprende de un informe de Naciones Unidas para evitar, a largo y medio plazo, los efectos del empobrecimiento, la pobreza energética y los efectos del cambio climático.
El informe, que ha sido realizado por el United Nations Environment Programme's (UNEP), calcula que la población mundial en 2050 alcance los 9.000 millones de personas, por lo que la preferencia del mundo occidental por la dieta rica en carne y productos lácticos es absolutamente insostenible.
El informe dice literalmente que "se espera que aumente sustancialmente el impacto sobre la agricultura debido al crecimiento entre la población de un cada vez mayor consumo de productos de origen animal. A diferencia de los combustibles fósiles, es difícil buscar alternativas: la gente tiene que comer. Una reducción importante de este impacto sólo sería posible con un cambio sustancial de dieta en todo el mundo, que se aleje de los productos de origen animal".
La agricultura, en particular la carne y los productos lácteos, representa el 70% del consumo mundial de agua dulce, el 38% del uso total de la tierra y el 14% de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo, dice el informe, de forma que la obtención de productos de origen animal causa más daños al medio ambiente que la producción de materiales para la construcción, como la arena y el cemento. El transporte significa el 13% del total de las emisiones de C02, la industria el 19% y el suministro de energía el 26%.
El estudio identifica a la agricultura y el consumo de alimentos como dos de los agentes más importantes de presión medioambiental, especialmente en términos de de cambios de hábitat (al ocupar y desplazar a numerosos ecosistemas), cambio climático, uso del agua y emisiones tóxicas, ya que muchas de las cosechas del mundo se dedican a la alimentación de animales y no a la producción de alimentos de origen vegetal. En 2050, según el informe, entre el 40 y el 50% de la cosecha global de cereales se dedicará a alimentación animal. Comparados con los procesos industriales, los procesos agropecuarios tiene una baja eficiencia en el uso de los recursos que se dedican, especialmente en la producción animal, directamente atribuible al metabolismo de los animales, que constituye un factor limitante.
Según el informe tanto las emisiones de gases como el uso de la tierra en la producción de alimentos están muy relacionados con la dieta. La producción agropecuaria destinada a satisfacer una dieta con productos de origen animal, requiere, en general, más recursos y produce mayores emisiones que aquella destinada a dietas alternativas basadas en el consumo de vegetales. Pero el estudio advierte de que el consumo de fruta y vegetales que no sean de temporada, cultivados en invernaderos, congelados y transportados en avión, también causan una mayor cantidad de emisiones.
Un mayor incremento del bienestar implica un mayor incremento del consumo de alimentos, básicamente proteína animal, con lo que los actuales hábitos nutricionales de los países ricos tienden a provocar un mayor impacto medioambiental en los países pobres. Si a esto se le añade el esperado incremento de población para 2050, la situación puede, en opinión de los autores del estudio, resultar insostenible.
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