La zona donde vive destila pobreza: pequeñas chozas con paredes de tierra y niños descalzos con sus rostros sucios con tierra. Pocas casas poseen servicio de luz eléctrica o agua potable.
Dios un día me reveló en un sueño cómo tenía que hacer mi casa y yo se los conté a mis vecinos y a mi familia y entonces me dijeron que estaba loca, pero ahora ya no piensan igual y hasta me dicen que les construya una igual, pero ahora que se jodan”, reseñó la anciana mientras soltó una carcajada, segura que su casita encantada es única en el país.