Por: Absalón Opazo
México.- Empresas trasnacionales productoras de transgénicos presionan a prestigiadas revistas científicas para que se retracten de estudios que confirman daños a la salud por el consumo de estos productos, advirtieron representantes de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad.
El último caso es el de la investigación de la revista Food and Chemical Toxicology, en el cual Gilles Eric Seralini corroboró daños al hígado, mayor mortalidad y propensión a tumores cancerígenos en ratas alimentadas con maíz transgénico de Monsanto.
El editor en jefe de dicha publicación sostuvo que no hay fraude científico, aunque los resultados no son incorrectos, tampoco son concluyentes. Este argumento nunca antes había sido causal de una retractación científica, sostuvo Elena Álvarez Buylla, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM. Señaló que el estudio en que se basa la rectificación de la revista carece de argumentos y viola la buena práctica científica, además de que la ciencia continuamente se autocorrige.
Recordó que un caso similar ocurrió hace 12 años con el estudio del mexicano Ignacio Chapela y David Quist que comprobó la fuga de trasngenes a zonas no autorizadas para su siembra, lo cual ha sido corroborado por diversos estudios y ni las empresas ni los gobiernos han podido impedir la contaminación del maíz mexicano.
Ante la presión que desde hace casi 15 años realizan las empresas para introducir en México el maíz transgénico, ya hay suficiente información en poder de funcionarios públicos para mostrar que el producto que buscan traer al país puede tener altos impactos en la salud humana, sobre todo en la población en general, que consume más este grano que en las naciones desarrolladas, donde se utiliza básicamente para alimentar a animales, agregó en conferencia de prensa.
Por su parte, Omar Arellano, especialista en ecotoxicología de la UNAM, refirió que en el mundo hay más estudios que comprueban daños a la salud por el consumo tanto de transgénicos como de los químicos que acompañan su uso, como el glifosato y el glufosinato de amonio, que se utilizan como herbicidas.
Detalló que hay investigaciones sobre los efectos de estos químicos en ratas y anfibios, en los cuales se encontró que se rompe la cadena del ADN, además de que se han detectado alergias, asma y arritmias cardiacas en población expuesta al glifosato. En el último año se han encontrado evidencias, dijo, por lo que hay que tener cuidado con las sustancias químicas y los transgénicos por sus efectos en la salud.
A su vez, Mariana Benítez, también del Instituto de Ecología, se refirió a que antes de autorizar el cultivo de maíz transgénico en México se debe considerar que aquí la población consume el grano en grandes cantidades de manera directa, a diferencia de los países desarrollados, además de que su cultivo cancelaría definitivamente la soberanía alimentaria, ya que sería inevitable la contaminación de los maíces nativos.
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