jueves, 5 de junio de 2014

Los científicos alertan del peligro del aplanamiento de montañas en China

Los gobiernos locales están modificando el terreno para poder ampliar ciudades en expansión

Por: ELENA G. SEVILLANO



La ciudad de Shiyan, antes (2010) y después (2012) del aplanamiento. / EL PAÍS

Cuando terminen las obras en la ciudad china de Lanzhou, en el centro del país, la fisonomía de esta urbe de tres millones de habitantes a orillas del río Amarillo habrá cambiado por completo. Las autoridades locales están aplanando 700 montañas para crear 250 kilómetros cuadrados de terreno plano en el que poder construir. El macroproyecto dio problemas en abril de 2013, cuando la contaminación asociada a ese gigantesco movimiento de tierras se hizo evidente. Las obras se pararon a la espera de un informe medioambiental. Cuatro semanas después, se reiniciaron porque los costes para constructores y gobierno local no dejaban de subir. El informe aún no se ha terminado.

El caso de Lanzhou sirve de ejemplo del modo en que China está llevando a cabo una campaña para aplanar montañas y ganar territorio apto para nuevas construcciones en ciudades emergentes dejando cuestiones medioambientales, geológicas y de seguridad en un segundo plano. Lo citan tres científicos chinos, de la Universidad de Chang'an, en un artículo publicado hoy en la revista Nature muy crítico con los riesgos que, en su opinión, están corriendo las autoridades chinas al autorizar estos proyectos sin los estudios científicos y técnicos necesarios.

Los proyectos son gigantescos. Uno de los más espectaculares, en Yan'an, en la provincia de Shaanxi, se inició en abril de 2012 y tiene por objetivo doblar la actual extensión de la ciudad creando 78,5 kilómetros cuadrados de terreno plano. Los científicos citan varios ejemplos más en Chongqing, Shiyan, Yichang... Y recuerdan que en algunos casos, como en el proyecto de Shiyan, los problemas ya se han hecho visibles. Esta ciudad está situada junto a un proyecto hidrológico estratégico que desvía agua de los ríos a través de canales en el sur de China hacia Pekín y el norte. La transformación de las colinas en llanuras ha provocado ya deslizamientos de tierras e inundaciones, además de alterar cursos de agua. Los autores del artículo explican que esto a su vez se traduce en mayor erosión del suelo y en el incremento de los sedimentos en el agua local.


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"La creación de nuevas tierras en China está destinada a la construcción urbana, por lo que necesita muchos terrenos planos", explica a EL PAÍS por correo electrónico Peiyue Li, profesor de la Universidad de Chang'an y primer firmante del artículo. "Las condiciones geológicas e hidrogeológicas en áreas montañosas como la de Yan'an hacen imposible construir edificios altos alrededor de las montañas, porque están compuestas de un material que puede producir deslizamientos de tierras en días lluviosos. Por todo ello, los gobiernos locales chinos decidieron iniciar esta camapaña para crear nuevas tierras".

Los investigadores han explicado que el aplanamiento ya está causando enorme contaminación en el aire y las lluvias han erosionado el suelo provocando numerosas inundaciones y derrumbes en los últimos años. "Estos sucesos están sucediendo a una escala sin precedentes", han señalado en un comunicado. "La cuestión más preocupante es la seguridad de la construcción de ciudades en tierra de nueva creación". "Como no ha habido proyectos anteriores de estas características en ninguna parte del mundo, aún no hay directrices a seguir al respecto y no se conocen posibles consecuencias", apuntan.

En este proceso, las rocas y los materiales del suelo se utiliza para rellenar los valles, y, hasta el momento, se han creado centenares de kilómetros cuadrados de terreno plano. Para los científicos, estos cambios suponen arrojar partículas de polvo a la atmósfera, contaminar los cursos de agua, causando deslizamientos de tierra e inundaciones y la extinción de plantas y animales. Además, han señalado que la tierra aplanada también podría ser inadecuada para construir. Los científicos recomiendan que el gobierno chino debe trabajar con expertos nacionales e internacionales para evaluar plenamente los riesgos antes de continuar con esta campaña.

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