Pérdida de la Biodiversidad: ¡Un camino a la extinción!

CARLOS UNSHELM BÁEZ- Ingeniero Forestal, ULA

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La pérdida de la diversidad biológica,-o de la biodiversidad-, sucede cuando los seres bióticos de nuestro planeta son aprovechados de manera irracional, dejando con limitada disponibilidad grandes cantidades de recursos naturales fundamentales que sirven para el sustento, -para la vida-, del ser humano en la tierra. De esta manera, se agotan los bienes, servicios y bondades de la naturaleza, de la biota, de los ecosistemas, de la flora y la fauna, que utiliza el ser humano tanto para garantizar su vital alimentación y primordial nutrición, como para el beneficio propio de su salud. Al respecto la Organización Mundial de la Salud (OMS), señala que: “La pérdida de biodiversidad puede ejercer un importante efecto directo en la salud humana si los servicios de los ecosistemas ya no alcanzan a satisfacer las necesidades sociales…”; ya que la diversidad biológica es la garantía del suelo fértil que cultivamos, del aire puro que respiramos y del agua limpia que bebemos; del equilibrio ecológico, de los bellos paisajes y del entorno físico-natural que cotidianamente vivimos, sustentando la aristotélica frase, de que: “La felicidad consiste en unir sabiamente la virtud, la contemplación y los bienes exteriores”, -por lo que de agotarse no existiera la vida en el planeta-.

Venezuela, hoy con una suprimida cartera ambiental, intensifica sus causas en la pérdida de su diversidad biológica, que pueden apuntar hacia un permanente ecocidio y contaminación ambiental en las constantes deforestaciones, tala, quema y la cacería furtiva que hacen estragos junto a los incendios de vegetación, minería ilegal, extensión de las fronteras agrícolas, y las invasiones en las zonas que se suponen son “Áreas Bajo Régimen de Administración Especial” y en las descargas directas de aguas residuales a las corrientes hídricas, la producción del smog y de los gases tóxicos de invernaderos y el manejo irracional de los residuos y desechos sólidos en los centros urbanos, -entre otros-, que arrastran consigo una disminución progresiva de los recursos naturales bióticos y un vulnerable aumento en el cambio climático y en los desastres naturales, -o mejor dicho desastres antrópicos-; digno para llamar a reflexión de este nefasto régimen que poco, -o nada-, hace para solventar esta realidad nacional, con unos desubicados mandatarios que andan de “cumbre en cumbre”, -voceando cambios sin nada en la praxis que mostrar-; y un pueblo que cae de “abismo en abismo”, con un entorno camino a la extinción. ¿Qué tal?

PUBLICADO EN EL DIARIO FRONTERA. DOMINGO 12 DE OCTUBRE DE 2014. PÁGINA 8. OPINIÓN.



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