martes, 28 de agosto de 2012

El Agua: Gota a gota, un preciado recurso ¿Lo cuidas?

Por: Rosángela Blanco Rodriguez


agua
¿Qué sabemos del agua? En general, conocemos que es el líquido vital, que está compuesto por 2 átomos de hidrógeno y 1 de oxígeno (H₂O), que es inodora, incolora e insípida.  También, que puede  estar en los océanos, mares, ríos, lagunas;  puede ser subterránea, estar congelada y en forma de gas en la atmósfera.  Igualmente, sabemos que gracias al ciclo del agua, ésta se recicla por todo el planeta y pasa por los distintos estados de la materia.
Pero hay un dato interesante, que no necesariamente conocemos y resulta de gran interés para todos, especialmente para entender la importancia de cuidar el recurso hídrico. Este dato es la proporción del agua en el mundo y la proporción de ésta que puede ser apta para el consumo humano. De acuerdo con publicaciones del PNUMA:
  • El 70% de la superficie del planeta está compuesta por agua.
Pero…
  • De toda esa cantidad de agua, el 97% es agua salada.
  • Por ende, sólo el 3% de toda el agua del mundo, es agua dulce
Entonces…
  • Del agua dulce que hay en planeta, el 75% está inaccesible en forma de casquetes de hielo y glaciares situados en zonas polares.
  • Sólo el 1% del agua dulce es aprovechable.
  • Y sólo el 0,0001% del agua dulce se considera fácilmente accesible para uso humano.
¡Sólo el 0,0001%!A todo esto debemos sumarle (o mas bien restarle) la tasa creciente de contaminación de aguas que nos afecta a todos. En América Latina la contaminación con fertilizantes y  plaguicidas, la deforestación, las aguas negras, la construcción de represas y sistemas de irrigación son las causas más comunes de afectación de la calidad del agua.
Debido a esto, y de acuerdo con la ONU, la OPS y la OMS, el uso de agua contaminada para beber y para bañarse, propaga las enfermedades infecciosas como el cólera, tifoidea y gastroenteritis. También explican que de las 37 enfermedades más comunes en América Latina, 21 están relacionadas con el agua. Y el 80% de las enfermedades gastrointestinales también se deben a la mala calidad del agua.
Luego de saber eso, reflexiono ante las acciones cotidianas que realizamos. Veo que nos envuelve la rutina y no nos detenemos a pensar y a actuar en función de la cuota de responsabilidad que tenemos ante este problema: el del agua como un recurso (a mi juicio) no renovable, que está disponible en un mínimo porcentaje y que, además, contaminamos la poca que tenemos.
¿Qué podemos hacer? Evidentemente, son necesarios planes de cooperación internacional, estrategias de gobierno y programas a largo plazo que involucren a cada comunidad. Y en todo eso podemos participar. No obstante, hay cosas más pequeñas y fáciles que podemos empezar a hacer ahora mismo:
  • Evita botar el aceite usado por el lavaplatos o cualquier ducto de agua, que finalmente confluyen en algún río. Igualmente, con sustancias químicas, basura…
  • 1 litro de aceite contamina 10.000 litros de agua.
  • Cuida la cantidad de agua que usas, no es necesario mantener el grifo permanentemente abierto cuando nos bañamos, nos lavamos las manos, nos cepillamos los dientes, o cuando lavamos los platos.
  • Si te duchas con el agua constantemente abierta, puedes estar desperdiciando 10 litros por minuto.
  • Si lavas el auto en casa, es preferible que lo hagas con un tobo o cubeta y no con manguera.
  • Lavar el auto con manguera puede implicar un gasto de 110 litros de agua.
  • Verifica que los grifos no tengan botes de agua.
  • El goteo de las llaves pueden desperdiciar 150 litros de agua, cada día.
  • Al limpiar el patio o garaje, has uso de cepillos y herramientas que te ayuden a quitar el sucio, usando poca agua; y no con la manguera.
  • El uso de la manguera abierta constantemente, puede botar 600  litros por hora.
  • Riega las plantas a primera hora de la mañana (cuando aún no ha salido el sol) o al final de la tarde (cuando se está ocultando el sol) pues así se evita la evaporación del agua y por ende su mayor consumo.
  • Cuando uses el agua para preparar alimentos, como remojar granos o lavar vegetales, en caso de que no tengan compuestos químicos, aprovéchalas para hidratar las plantas, de manera que se evita botar esa agua usada por el desagüe.
  • Reúnete con tu comunidad, investiga y evalúa el sistema de drenaje y de disposición de aguas servidas. ¿Tienen medios de tratamiento y/o saneamiento?
  • Exige a las empresas,  en conjunto con tu comunidad, que hagan el tratamiento necesario a los efluentes antes de disponerlos en los cursos de agua naturales.
Estas y otras acciones pueden ayudar en gran medida a que la poca agua que tenemos para consumo humano, se mantenga y no se agote.
A veces dicen que uno solo no hace la diferencia, pero si cada uno no nosotros ejercemos estas acciones, no será uno, sino muchos. Y si nos proponemos difundir esta información entre nuestros conocidos (haciendo una educación ambiental informal) serán todavía más.

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