viernes, 21 de febrero de 2014

Huertos escolares: aprender de la Naturaleza.


ECO Agricultor


Un huerto escolar ecológico potencia el contacto de los niños con la tierra. Con el inicio de un nuevo ciclo escolar merece la pena plantearse y llevar a cabo proyectos tan necesarios como los huertos escolares. Por Mariano Bueno.

En cada colegio hay profesores, educadores, padres y alumnos animados a iniciar un proyecto de huerto para niños y, aunque de hecho existen infinidad de razones para la realización de un huerto escolar ecológico, quizás la más decisiva seacrear en cada colegio un espacio de aprendizaje teórico-práctico y de experimentación que permita conocer a los niños aspectos básicos relacionados con la naturaleza, la tierra, la vida y el medio ambiente.

Se trata de una herramienta muy útil para la educación ambiental, el consumo responsable, la práctica de la sostenibilidad o el autoabastecimiento de alimentos cultivados con criterios ecológicos como pilares básicos para la salud y el futuro de nuestra sociedad. Las tareas en la realización y el cuidado del huerto se presentan como un excelente modelo didáctico para nuestros hijos.

Los niños aprenden acerca del ciclo de la producción de alimentos, les ayuda en la comprensión de conceptos clave como la biodiversidad, los ecosistemas, la ecología básica o la integración con el medio ambiente. Al tiempo, fomenta valores como el trabajo en equipo y la cooperación mutua y acerca a los alumnos a la cultura rural, ayudándoles a tomar conciencia sobre el origen de los alimentos que encuentran envasados en los supermercados.

En la práctica, el huerto escolar ecológico es un modelo a escala reducida de organización y de relaciones entre el hombre y la naturaleza, y se convierte en una herramienta para una educación ambiental en el contexto de la escuela.

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Qué necesitamos

-Motivación, proyecto y colaboración

Lo primero son las ganas y el entusiasmo. A partir de ahí se busca información, se elabora un proyecto, se plantea la propuesta en el Consejo Escolar y al AMPA, y se busca la máxima implicación y colaboración posible, así como la financiación que sea necesaria.

El espacio para el huerto

Elegiremos zonas soleadas, alejadas de las áreas de juego. Al principio bastará con un pequeño espacio de tierra disponible en el recinto escolar o cercano al colegio. Si todos los patios están asfaltados, podemos plantear la realización del huerto ecológico en unas mesas de cultivo y traer tierra de fuera.

Niños interesados y coordinador

Es importante que haya un responsable (profesor, colaborador externo, monitor contratado…) para que coordine y desarrolle todo el proyecto. Cada clase de unos 25 niños se pueden repartir en grupos de 8 o 9, y cada grupo tendrá una hora a la semana de prácticas en el huerto. También se puede plantear como actividad extraescolar en la que pueden apuntarse los niños interesados.

Herramientas, semillas, compost

Las herramientas básicas para trabajar el pequeño huerto como azadas, rastrillos o regaderas son fáciles de adquirir. Las semillas y plantones las pueden traer los niños o conseguirlas a través de agricultores de la zona. Una parte del compost puede realizarse en el huerto y el resto, pedirlo a los servicios de jardinería de nuestro ayuntamiento.

Resultados gratificantes

Posiblemente, a pesar de sus múltiples ventajas pedagógicas, hallaremos una cierta resistencia a la hora de plantear en la escuela un proyecto de un huerto escolar ecológico, ya que su puesta en marcha, desarrollo y mantenimiento, suponen un esfuerzo adicional a la gran carga que profesores y alumnos soportan en los centros escolares actuales. Pero vale la pena animarse a llevarlo adelante, ya que dicho esfuerzo adicional, en la mayoría de casos, suele verse gratamente compensado con los enriquecedores y gratificantes resultados y con las experiencias personales y pedagógicas que se viven en torno al huerto escolar ecológico.

Para comenzar coincidiendo con el arranque del curso escolar, diremos que el huerto en septiembre tan pronto es caluroso, lluvioso, ventoso o frío. En las zonas frías habrá que ir pensando en proteger las plantas más sensibles y tener acondicionados los invernaderos. Se puede empezar a sembrar los abonos verdes en las parcelas en las que a partir de la primavera queramos cultivar plantas exigentes como tomates, berenjenas, patatas o maíz. En algunas zonas podaremos los brotes principales de las tomateras para que toda la energía de las plantas se concentre en los frutos y maduren antes de la llegada de los primeros fríos. En las zonas más templadas, las alcachoferas estarán en sus primeras fases de desarrollo, por lo que requieren más cuidados, por ejemplo un correcto desherbado mediante binas y recalces.

Siembras, Trasplantes, Cosechas

SEMBRAMOS: acelgas, apios, coles, espárragos, espinacas, guisantes, escarolas, lechugas, rúcula, puerros, rabanitos, nabos, hinojos… En el Levante es una buena época para sembrar las habas.

TRASPLANTAMOS: cebollas, coles, coliflores, brocolis, lechugas, escarolas, rúculas, puerros… y en las zonas más cálidas del país aún estamos a tiempo de poder plantar las zuecas de alcachoferas.

COSECHAMOS: acelgas, apios, berros, berenjenas, boniatos, cebollas, coles, coliflores, escarolas, lechugas, melones, patatas –en zonas frías–, pepinos, pimientos, puerros, rabanitos, remolacha roja, sandías, tomates y zanahorias.

SUCULENTAS ALCACHOFAS Las alcachofas son uno de los manjares más exquisitos y saludables del huerto. Su cultivo es algo complejo ya que se trata de plantas plurianuales –de 2 a 3 años en la misma parcela–, requiere una tierra fértil, mucho riego y compost; y no soportan ni las heladas ni el calor intenso. Por ello se cultivan en zonas cálidas entre otoño y primavera. La forma más habitual de reproducción es por esquejes o estolones que separamos de las matas al final del verano y trasplantamos a una tierra abonada con unos 5 kg de compost por m2 y un sistema de riego localizado con goteros interlinea. Cuando aparecen las primeras inflorescencias depositamos de 1 a 2 kg de compost por mata y acolchamos con varios centímetros de paja que nos evitaran riegos y desherbados. Los sucesivos rebrotes de cada esqueje nos darán alcachofas de forma regular hasta la primavera. Podemos mantener una mata en el mismo bancal o parcela varios años seguidos (las de más de dos años son más precoces en la producción de alcachofas, aunque menos productivas), pero al final del verano tendremos que clarear los rebrotes, dejando tan solo una o dos zuecas por mata y aportar más compost. Recurriendo a un buen compost y sin abusar de abonos nitrogenados, tendremos unas alcachoferas sanas y sin ataques de pulgones. En caso de problemas podemos recurrir a preparados de plantas como el purín de ortigas o al jabón potásico.

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