lunes, 3 de febrero de 2014

El Gobierno ignora el crecimiento de enfermedades por contaminantes químicos

Por: Fundación Vivo Sano

La Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) que reúne a 12 sociedades científicas y 3.800 profesionales y científicos del campo de la Salud Pública en España, ha remitido una carta a las autoridades sanitarias españolas y europeas expresando su "gran preocupación" por los efectos sobre la salud humana y ambiental causados por las
sustancias capaces de alterar el sistema hormonal y pidiendo medidas urgentes para reducir la exposición de la población.



Estos profesionales denuncian que "en España los niveles corporales o concentraciones en el organismo de las personas de ciertos contaminantes hormonales (la llamada ‘contaminación interna’) son muy superiores a los de otros países, y representan una clara amenaza para la salud, el bienestar y la economía de nuestros ciudadanos y de nuestro estado del bienestar".

Uno de los portavoces de la iniciativa, el catedrático de medicina preventiva y salud pública Miquel Porta resalta lo "grave de una situación de contaminación del cuerpo de los españoles con una serie de compuestos, a veces a niveles muy superiores a los medidos en otros países como Estados Unidos o Alemania". La cosa es seria. Apunta que "todavía seguimos teniendo en el cuerpo incluso sustancias ya prohibidas que se produjeron hace décadas, debido a su alta persistencia, y a ello hay que sumar otra enorme cantidad de nuevos contaminantes que han ido sumándose y a los que nos exponemos cotidianamente".

Este catedrático lamenta que "la sociedad española no sea debidamente consciente de la gran importancia de esta cuestión, de cómo puede afectar a sus vidas, una cuestión que debería movilizar a toda la sociedad en su conjunto para exigir a los políticos y a las empresas que adopten medidas inmediatas. Es mucho lo que está en juego. El olvido de una serie de políticas preventivas básicas, como las que tienen que ver con el debido control de la contaminación química, nos ha llevado a una situación sanitaria preocupante. La acumulación de estudios científicos es impresionante. Y sin embargo, inexplicablemente, los políticos no se sienten adecuadamente concernidos". Hay leyes que sencillamente no se cumplen, otras que deberían implementarse y que no se hace y mientras los problemas crecen.

En el texto remitido por estos expertos a las autoridades se aclara la situación causada por estos contaminantes, una situación que no sería exagerar tildar de dramática. Estas sustancias, llamadas disruptores endocrinos (EDCs, por sus siglas en inglés) pueden tener una relación importante con el auge de una serie de problemas de salud. Así comentan que "en las últimas décadas hemos observado un importante incremento de enfermedades relacionadas con factores ambientales (entre ellos, la contaminación por EDC), incluyendo problemas de salud reproductiva (por ej., infertilidad, malformaciones congénitas), tumores y otras enfermedades en órganos hormono-dependientes (mama, próstata, testículo, tiroides), enfermedades metabólicas (diabetes, obesidad), enfermedades inmunológicas y alteraciones en el desarrollo del sistema neurológico, entre otras". Dicen que les "parece impropio de un estado democrático moderno que esta carga de enfermedad sea ignorada por las políticas públicas relacionadas con la salud, el medio ambiente, la alimentación, la industria o la economía"

Insisten, así mismo, en que se trata de una cuestión muy clara científicamente, ante los miles de investigaciones realizadas. Estudios que , señalan "han sido revisados recientemente de forma independiente y sistemática por la Sociedad Americana de Endocrinología (una de las más prestigiosas en este campo de EEUU), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Mundial para la Salud (OMS), la propia Comisión Europea, y otros investigadores independientes" y que "todas las revisiones coinciden en su honda y racional preocupación por los efectos adversos que los EDC están teniendo en sociedades de todo el planeta, y en la necesidad de acciones mucho más enérgicas para proteger a la ciudadanía".

Dicen que "al igual que las hormonas, los EDC actúan a dosis extremadamente bajas; que los EDC pueden ocasionar cambios moleculares y celulares permanentes en órganos y tejidos, en particular, cuando la exposición tiene lugar durante periodos de desarrollo especialmente sensibles (por ej., exposición in útero); que los efectos pueden no manifestarse de inmediato, sino años después de la exposición, en forma de enfermedad o disfunciones; y, que las hormonas y los EDC pueden presentar curvas dosis-respuesta no monotónicas y, por tanto, científicamente, no pueden establecerse umbrales de exposición seguros a estas sustancias". Afirmación, esta última, particularmente preocupante, ya que implica que los niveles supuestamente "seguros" que fijan algunas agencias reguladoras como la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) podrían en realidad estar legitimando situaciones de contaminación preocupantes para a salud pública. En cualquier caso lo que dicen los profesionales de SESPA es lo que dicen muchas entidades científicas internacionales.

Por todo lo anterior, dicen ver "con enorme preocupación el retraso de la Comisión Europea en adoptar los criterios científicos para identificar los EDC y potenciar actuaciones eficaces. En particular, nos preocupa que se ignoren los conocimientos científicos existentes sobre los efectos combinados de los EDC (debido a las mezclas de EDC que contaminan habitualmente a las personas), de forma que sustancias que individualmente pueden tener un efecto hormonal compensado endocrino leve, cuando actúan conjuntamente con otros EDC dan lugar a un efecto mucho más potente, como se ha evidenciado, por ejemplo, en estudios sobre efectos estrogénicos" -contaminantes que imitan la acción de los estrógenos femeninos- " de mezclas de plaguicidas. Por tanto, al igual que ocurre para otras sustancias sin umbral de exposición seguro, como cancerígenos, mutágenos, sustancias persistentes o bioacumulativas, no se debe distinguir los EDC en función de la potencia de sus efectos".

Piden que se mejoren los métodos que hoy se emplean para evaluar los efectos de estas sustancias, de modo que se tenga en cuenta -cosa que actualmente no sucede muchas veces- lo que la Ciencia sabe realmente acerca de sus posibles mecanismos de acción y multiplicidad de efectos. Estas deficiencias denunciadas en los test toxicológicos llevan a enormes subestimaciones de los riesgos de estas sustancias.

Insisten también en la necesidad de que "las Encuestas de Salud que se desarrollan en España incluyan el estudio de la contaminación humana por EDC, una necesidad frecuentemente discutida pero casi nunca asumida y llevada a la práctica". Algo que ya se hace en otros países como EE.UU.

Finalmente, SESPAS dice que "dadas las múltiples causas y consecuencias de la contaminación humana, alimentaria y ambiental por EDC, a nadie se le escapa que es incoherente abordar esta problemática desde un único ministerio o autoridad; por ende, todos esperamos que una acción de gobierno a nivel europeo que integre esfuerzos y políticas de un alcance mucho mayor que el existente hasta ahora en España, donde la pasividad ante los EDC han sido desgraciadamente habituales, sin considerar los enormes costes personales y sociales que está teniendo tanta inacción".

Piden a la Ministra de Sanidad, Ana Mato "que España adopte una posición favorable a una regulación más estricta de los EDC en Europa empleando para ello toda su capacidad de influencia y su participación en los organismos e instituciones concernidas" y que, "independientemente de ello, implante a nivel nacional una serie de políticas para reducir el riesgo que los EDC causan en la salud", entre las que destacan la formación sobre este tema de profesionales sanitarios y del ámbito educativo, en particular de aquellos en contacto con mujeres embarazadas y niños, campañas de información ciudadana sobre medidas para reducir la exposición a EDC, la eliminación del uso de EDC en contratas y compras públicas , la prohibición de la exposición laboral a EDC de trabajadoras embarazadas y lactantes, prohibición de EDC en materiales y productos en contacto con alimentos y en artículos y productos de uso infantil o apoyar la investigación sobre exposición a EDC en España y cómo prevenirla.

Tal y como explican en la carta que han dirigido a la Ministra, estas sustancias químicas "se encuentran en alimentos, agua, envases, juguetes, textiles, cosméticos, plaguicidas, productos de higiene, materiales de construcción, materiales de uso clínico y en otros numerosos artículos de consumo. Por tanto, la población general está expuesta por vía digestiva a estas sustancias a través de la ingesta de alimentos y agua contaminados o sometida a prácticas odontológicas, por vía respiratoria a través de la inhalación del aire interior de los hogares, dérmicamente con la utilización de cosméticos que contienen EDC, o directamente por vía endovenosa cuando son sometidos a prácticas sanitarias y tratamientos hospitalarios que conllevan el uso de plásticos, entre otras vías de exposición. Numerosos estudios han mostrado la presencia de decenas de EDC en la población española, incluyendo mujeres embarazadas y niños"

En estos momentos hay varias proposiciones no de Ley en el Congreso que precisamente piden al Gobierno lo mismo y que fueron presentadas tras una iniciativa de la Fundación Vivo Sano que hizo llegar a las fuerzas políticas una iniciativa para la eliminación del más famoso de estos contaminantes: el bisfenol A. Sin embargo, los meses pasan y ésas proposiciones no de Ley aún no han llegado a ser debatidas en Comisión.

"Dentro de las medidas propuestas para reducir la exposición humana a este tipo de contaminantes hormonales"- aclaran en la Fundación Vivo Sano- "un primer paso podría ser acordar la eliminación del más conocido y estudiado de estos contaminantes, el bisfenol A, en cualquier tipo de material que esté en contacto con alimentos y bebidas, tal y como ya se ha hecho en Francia y nosotros pretendemos que también se haga en España, todo ello sin detrimento de medidas globales sobre este tipo de contaminantes, como las que pide SESPAS, tanto a nivel nacional como de la UE, medidas que deben adoptarse urgentemente".

El bisfenol A está presente, entre otras cosas, en infinidad de latas de comida y bebida, siendo la alimentación la vía principal de llegada de este contaminante al cuerpo humano. Ha sido asociado por centenares de investigaciones científicas , a niveles bajísimos de concentración, a problemas en el desarrollo cerebral y del aparato reproductor, diabetes, problemas cardiovasculares, etc. Pero el bisfenol A no es más que un ejemplo de las muchas sustancias alteradoras del equilibrio hormonal que los europeos tienen en el cuerpo.

¿Harán caso las autoridades nacionales y europeas a la reclamación de SESPAS que viene a sumarse a otras muchas declaraciones científicas anteriores?

Fuente:estrelladigital.es

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