miércoles, 9 de octubre de 2013

Agua envasada = Contaminación. SOLUCIONES para el uso doméstico cotidiano

09/10/13 Por José Barcia (*)

Un resumen escalofriante:

- Existen 1100 millones de personas sin acceso a agua potable segura.

- 2.600 millones (un 40 % de la población mundial) no tienen acceso a instalaciones sanitarias adecuadas.

- Una persona necesita un mínimo de 20 litros de agua por día para beber y asearse. Esos 1.100 millones tienen solo 5 litros diarios y, además, contaminada.

- Un europeo gasta por día de 200 a 300 litros, y un estadounidense 575 litros.

- 1.800.000 niños mueren por año, en su mayor parte debido a la diarrea infantil.

El agua envasada, un problema actual del que no se habla


Los consumidores de todo el mundo gastan colectivamente cada año más de U$S 100.000 millones en agua embotellada en la creencia –a menudo equivocada- de que es mucho mejor. El consumo mundial de agua envasada creció a 155 mil millones de litros en 2004, 57 mil millones más que en 1999.

Incluso en áreas donde existe agua de pozo segura para beber, la demanda en aumento de agua envasada está produciendo basura innecesaria y consumiendo grandes cantidades de energía, asegura un informe de la investigadora Emily Arnold del Earth Policy Institute (Instituto de Políticas de la Tierra) (www.earth-policy.org), aunque en muchos lugares del mundo, incluyendo Europa y EE.UU., existen regulaciones para controlar su calidad, el agua en botella puede costar hasta 10.000 veces más que el agua corriente. Un galón de agua envasada en EE.UU. puede llegar a costar hasta más de 10 dólares (1 galón

US = 3,785 lts.,o sea 2,64 dólares por litro), más del doble que la gasolina.

No se cuestiona que el agua potable limpia y barata sea esencial para la salud de nuestra comunidad global –afirmó Arnold- pero el agua envasada no es la respuesta en el mundo desarrollado, ni es la solución a los problemas de 1.100 millones de personas que carecen de un abastecimiento de agua segura. Ampliando y mejorando el tratamiento de aguas y el saneamiento de los sistemas existentes es más factible proporcionar fuentes seguras y sustentables de agua en el largo plazo.

Los países miembros de Naciones Unidas acordaron reducir a la mitad la proporción de gente que carece de acceso confiable y duradero al agua potable segura para el año 2015. Para alcanzar esta meta, habría que duplicar los 15 mil millones de dólares destinados cada año al abastecimiento y saneamiento del agua. Mientras que esta cantidad puede parecer enorme, empalidece en comparación a los 100 mil millones estimados como el gasto anual en agua envasada. Empalidece mucho más si se lo compara con el astronómico gasto mundial en armamentos. El agua potable nos llega a través de una infraestructura que gasta energía de manera económica, mientras que el agua envasada se transporta a distancias a menudo largas a través del territorio por barco, tren, camiones. Esto implica quemar cantidades masivas de combustibles fósiles con mucha menos justificación lógica que el transporte de alimentos.

El envasado de agua utiliza más combustibles fósiles. La mayoría de las botellas de agua se fabrican con tereftalato de polietileno, un plástico derivado del petróleo crudo.

Una vez vaciada, la botella debe ser desechada. Según el Instituto de Reciclaje de Envases, el 86% de las botellas plásticas de agua usadas en EE.UU. se convierten en basura o relleno. La incineración de las botellas usadas genera subproductos

tóxicos tales como el gas clorado. Las botellas enterradas pueden tomar hasta 1.000 años para biodegradarse.

Posibles soluciones para terminar con el agua envasada

El agua se ha convertido en un apetecible botín del “mercado” y de manera creciente debido al abuso que se hace de los recursos acuíferos y el uso irresponsable del agua que conduce a una contaminación en aumento de las fuentes disponibles. Sabemos desde hace décadas que nuestro planeta está sometido a una sobreexplotación de recursos que ya son insuficientes para atender a la población humana. ¿Cómo se lucha contra la propaganda comercial que bombardea permanentemente a la población argumentando que su salud está garantizada bebiendo agua en botella? ¿La concientización de la gente es posible?

1 – Llegar a todos los hogares con agua potable de red en todas las zonas urbanas y suburbanas

Quién esto escribe posee un fin de semana en zona próxima a Rosario (Argentina) que cuenta con red de gas natural y no tiene agua potable de red. ¿Cuál es el orden de prioridades?

La calidad de las aguas de red están monitoreadas para que cumplan con estándares mínimos de potabilidad desde los puntos de vista bacteriológico y químico. Lo que ocurre es que muchas veces aún siendo potables son malas porque tienen muchas sales disueltas (son muy duras) y tienen un pésimo sabor. Esto como consecuencia de que son aguas subterráneas. Estas napas subterráneas son crecientemente contaminadas por agroquímicos y aguas servidas donde no hay servicios cloacales. Por eso las aguas fácilmente potabilizables son aguas de superficie de ríos que no tienen solutos sino solamente arcillas, aunque debe aclararse que los ríos están siendo contaminados bacteriológica y químicamente de manera creciente, debido a que se vuelcan en ellos aguas cloacales crudas. La calidad bacteriológica se consigue con clorinación que se efectúa de manera automática.

2 – Informar a la población con publicidad insistente en que el agua potable que se les suministra cumple con stándares de potabilidad

Esta supervisión por lo menos en el ámbito de la Provincia de Santa Fé (Argentina) es estricta y se efectúa por el Enress (Ente Regulador de Servicios Sanitarios) en todas las poblaciones que cuentan con servicio de agua de red.

3 – Promover la captación del agua de lluvia


La naturaleza ofrece gratis agua pura que cae del cielo. ¿Por qué no recogerla si es seguramente potable sin necesidad de análisis? En el libro “El suicidio del hombre” se cuenta la experiencia que tuvieron numerosas localidades del interior de la Provincia de Santa Fé donde era costumbre recolectar agua de lluvia en cisternas antes de que se construyeran redes. Ese agua puede utilizarse para beber, cocinar, lavar ropa ó regar. Para otros menesteres se obtenía agua de pozo.

Existen ingeniosos sistemas de muy bajo costo para recolectar agua de lluvia, que operan automáticamente desechando el primer agua de lavado de techo y posteriormente enviando el grueso de la precipitación a un depósito (Entrar en el navegador “Sistemas de recolección de agua de lluvia”). La inversión inicial es mínima. Solo hay que tener un techo, generalmente inclinado, con canaletas de recolección que muchísimas casas tienen y conducir el agua hacia el sistema de acopio. En el fin de semana mencionado en las adyacencias de Rosario, el autor de estas líneas instaló un sistema de captación pequeño (a modo de prueba) que costó unos pocos pesos y que funciona perfectamente. La cantidad de agua que se puede acopiar es importante. Baste saber el régimen estadístico anual de precipitaciones. Para el caso de 900 mm anuales (equivalentes a 900 litros/metro cuadrado) un techo de 100 metros cuadrados en planta horizontal puede recibir 90.000 litros anuales (7.500 litros mes) ¿No es sorprendente? Obviamente, hay que dimensionar el tamaño de la cisterna previendo que puede haber algún período prolongado sin precipitaciones. Si el consumo de una casa con 4 personas es de 200 litros/persona/día (más que suficiente), el gasto anual sería de 288.000 litros por año, es decir que la precipitación anual puede alcanzar un tercio de esa cantidad. Si el usuario está conectado a la red de agua corriente y evita tomar 90.000 litros de esa red, puede ahorrar un monto de 90*$ 2,46/m3* = $ 221,40/año (Agosto de 2013) según tarifa de agua en una localidad vecina a Rosario. Esto sin considerar el dinero que ahorra evitando comprar agua envasada. Esta posibilidad del agua de lluvia es de enorme importancia si la casa no dispone de agua de red y debe obtener agua de la napa mediante bomba, porque en ese caso estará sufriendo el bolsillo y muy probablemente la salud de sus habitantes si beben ese agua, salvo que se hagan análisis periódicamente. Ecoportal.net

(*) José Barcia (1937): Nació en Rosario donde reside actualmente. Se recibió de Ingeniero Mecánico y Electricista en el año 1965 en la Universidad del Litoral. Escribió “El suicidio del hombre” en 1 año, pero el plan del libro y su título se gestó 20 años atrás, momento en el que comenzó su preocupación por el destino de esta civilización inconsciente de su propio futuro y legado. “En el libro trato de informar y divulgar las verdaderas razones que están llevando a la especie humana a la destrucción. Esto suena exagerado pero no lo es”, afirma el autor.

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