martes, 25 de marzo de 2014

La familia ante el vegetarianismo

POR LEONORA

En la película August: Osage County, basada en la obra ganadora del Premio Pulizer, dirigida por John Wells y protagonizada por Meryl Streep, Julia Roberts e Ewan McGregor hay una escena que puede reflejar muy bien la reacción de la familia ante la noticia de que el más joven de sus miembros decide no comer carne.

En la escena no se habla de vegetarianismo, pero la nieta de 14 años de Meryl Streep rechaza el platillo de la comida familar luego del funeral de su abuelo. El tío le pregunta curioso si cuando dice no comer carne se refiere a “todo tipo de carne”, a lo que ella asienta. Le vuelve a preguntar si las razones para no hacerlo son de salud y ella responde que “cuando comes carne, comes el miedo de los animales”, a lo que surge una burla colectiva y el comentario de “es imposible comer miedo”. La chica perfectamente informada les explica que los animales sienten miedo y este produce en su cuerpo una serie de reacciones químicas como la producción de adrenalina, cortisol y toxinas. Un comensal la apoya narrando su experiencia como ex inspector de mataderos y dice “el miedo es algo que está en el aire en esos lugares”. “Cuando comes carne, ingieres todo ese miedo de los animales que son matados para producir alimento”, dice la chica.

El tio responde que ha comido miedo tres veces al día durante 60 años y que no considera “legítima comida” algo que no tenga carne, a lo que la tía dice que “comida sin carne son entrantes”, “¿dónde está la carne?” grita burlona. Más adelante el mismo tío finge un ataque y todos le preguntan consternados qué le pasa, a lo que responde riendo: “fue un gran pedazo de miedo”, y la familia entera rompe en carcajadas al mismo tiempo que él grita con la boca medio llena: “¡El miedo nunca supo tan bueno!”.

Muchos de nosotros nos hemos enfrentado a situaciones similares donde integrantes de nuestra familia hacen preguntas -unos con intención de mofa, otros con genuina duda- pero en un tono similar: “¡estás matando a una lechuga; ella también tiene derechos!”, “ve a decirle a los leones y los tigres que coman verduras”, “afuera hay un poco de pasto para que comas”. En el escenario menos grave terminamos comiendo pasta y ensalada porque quien preparó los alimentos dice: “nunca sé qué puedes comer”.

Cuando el comentario refleja desconocimiento del tema y deseos de saber más, es bienvenido, aunque puede dar pie a una conversación que tal vez sea mejor retomar en otro lugar. Al hablar de vegetarianismo a la hora de la comida hay mayor propensión a que la gente se cierre y no escuche los argumentos. Les resulta culposo, en algunos casos, comer carne mientras escuchan una descripción de cómo llegó al plato. Quien cocinó tiende a tomar el tema como un rechazo personal y a los hábitos de la familia.

Para los humanos comer es un acto social mucho más que de mera supervivencia. Le hemos dado una categoría de evento no sólo para congregarnos sino para lucir habilidades culinarias. Lo que relacionamos al simple hecho de comer va más allá de lo saludable o sabroso que esté un platillo: evoca memorias, lugares, vivencias, tiene una carga histórica y social y quizá por ello cuando alguien “rompe” esa costumbre es visto como un agresor a la tradición.
A muchas madres especialmente les molesta que uno de sus hijos adopte una alimentación vegetariana, y tiene que ver con que se sienten juzgadas por sus hijos. Para ellas es como si les señalaran que no hicieron bien dándoles de comer animales y que ahora que ellos son adultos pueden decidir lo que sí es mejor para ellos. Es común que el guiso favorito deje de serlo y ya no pidamos que nos lo preparen en las ocasiones especiales. Esto puede ser tomado como un desinterés o que quien cocina ya no es reconocido. “Ya no valoras lo que antes te preparaba”, suelen decirnos.

Creo que insertar este tipo de escenas en las películas ayuda a la difusión del vegetarianismo. El hecho mismo de estas burlas suscita sin duda una reflexión, por pequeña que sea. Los vegetarianos tenemos la obligación de estar informados y dar buenas razones de nuestra decisión. En la película es la chica de 14 años la que muestra tener arguentos y convicción, mientras que el resto queda como un conjunto burdo, irrespetuoso y poco empático.

Quienes tenemos la fortuna de compartir la mesa familiar con más vegetarianos podemos relajarnos un poco en estas situaciones, pero quienes no, tengan paciencia, mucha información y estrategias prácticas para mostrar a la familia que nuestro estilo de vida es sano, ético, variado y sabroso.

Para más información: www.HazteVegetariano.com

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