El conocer y practicar la ecología requiere, como todo, de un proceso de aprendizaje. Generar conciencia ecológica en los niños es tan positivo como necesario, ya que ellos lo adoptarán como modo de vida de forma natural. ¿Cómo hacerlos comprender la necesidad de ahorrar energía o entender la importancia de reciclar? Haciendo de la responsabilidad ecológica un juego.
Tanto dentro de los muros domésticos como en exteriores se pueden llevar a cabo sencillas prácticas que impulsarán la conciencia verde en los niños de manera automática. Aunque las escuelas aboguen cada vez más por una educación de este tipo, la enseñanza comienza en casa. Puedes buscar y reproducir vídeos de dibujos animados que expliquen la importancia de ser ecológico, haciendo que se entretengan al mismo tiempo que reciben el mensaje. En Internet encontrarás bastantes sin coste.
Asimismo, es preciso fomentar la diversión a partir de juegos de mesa. Ya existen en el mercado juegos educativos ecológicos destinados a niños, en los que cada jugador tiene que ocuparse de preservar bosques y selvas, conservar el agua… Explícales por qué no puedes comprarles todos los juguetes que piden al no ser necesario tener tantos y promueve la creación de muñecas de trapo caseras o de serpientes a partir de calcetines viejos. En realidad, cualquier actividad manual que reutilice materiales y podáis hacer en familia les complacerá muchísimo. Además, cada miembro familiar puede plantar semillas diferentes en envases de yogur, animándolos a que ellos mismos sean los responsables de cuidar su pequeña creación.
Otro paso es alentarlos a tomar una responsabilidad ecológica a la hora de ahorrar energía o reciclar. Diseña una infografía manual al lado de la basura con vistosos colores explicando de forma clara y concisa cómo y dónde reciclar cada material. Para ello, puedes reproducir sus dibujos animados preferidos o incluso hacerlo en forma de cómic. Cambiarlo con frecuencia despertará el interés de los pequeños. Así, cuando ellos vayan a desechar restos de comida o un cartón de cereales, siempre sabrán exactamente en qué recipiente depositarlos. También puedes organizar competiciones dentro del núcleo familiar para ver quién es semanalmente más ecológico. Por ejemplo, incorporando un medidor de agua en la ducha, asignando un número determinado de folios máximo por persona, etcétera.
Las actividades al aire libre son también de gran utilidad. Con ellas, les enseñamos a conectar con la naturaleza, a valorar al medio ambiente y, por tanto, desarrollar un respeto por él. Será muy beneficioso y agradable dar un paseo en bicicleta toda la familia con picnic posterior. Organiza “búsquedas del tesoro” por un parque pequeño, dejando pruebas con pistas en diferentes lugares del mismo. Llévalos de visita al zoo o al acuarium. Enséñales los tipos de árboles y a que aprendan a diferenciarlos por sus hojas. En conclusión, intentar que amen lo natural, enseñar a no gastar más energía de la necesaria y llevar a cabo el reciclaje como algo innato a través de juegos y actividades impulsará su responsabilidad ambiental.
Tanto dentro de los muros domésticos como en exteriores se pueden llevar a cabo sencillas prácticas que impulsarán la conciencia verde en los niños de manera automática. Aunque las escuelas aboguen cada vez más por una educación de este tipo, la enseñanza comienza en casa. Puedes buscar y reproducir vídeos de dibujos animados que expliquen la importancia de ser ecológico, haciendo que se entretengan al mismo tiempo que reciben el mensaje. En Internet encontrarás bastantes sin coste.
Asimismo, es preciso fomentar la diversión a partir de juegos de mesa. Ya existen en el mercado juegos educativos ecológicos destinados a niños, en los que cada jugador tiene que ocuparse de preservar bosques y selvas, conservar el agua… Explícales por qué no puedes comprarles todos los juguetes que piden al no ser necesario tener tantos y promueve la creación de muñecas de trapo caseras o de serpientes a partir de calcetines viejos. En realidad, cualquier actividad manual que reutilice materiales y podáis hacer en familia les complacerá muchísimo. Además, cada miembro familiar puede plantar semillas diferentes en envases de yogur, animándolos a que ellos mismos sean los responsables de cuidar su pequeña creación.
Otro paso es alentarlos a tomar una responsabilidad ecológica a la hora de ahorrar energía o reciclar. Diseña una infografía manual al lado de la basura con vistosos colores explicando de forma clara y concisa cómo y dónde reciclar cada material. Para ello, puedes reproducir sus dibujos animados preferidos o incluso hacerlo en forma de cómic. Cambiarlo con frecuencia despertará el interés de los pequeños. Así, cuando ellos vayan a desechar restos de comida o un cartón de cereales, siempre sabrán exactamente en qué recipiente depositarlos. También puedes organizar competiciones dentro del núcleo familiar para ver quién es semanalmente más ecológico. Por ejemplo, incorporando un medidor de agua en la ducha, asignando un número determinado de folios máximo por persona, etcétera.
Las actividades al aire libre son también de gran utilidad. Con ellas, les enseñamos a conectar con la naturaleza, a valorar al medio ambiente y, por tanto, desarrollar un respeto por él. Será muy beneficioso y agradable dar un paseo en bicicleta toda la familia con picnic posterior. Organiza “búsquedas del tesoro” por un parque pequeño, dejando pruebas con pistas en diferentes lugares del mismo. Llévalos de visita al zoo o al acuarium. Enséñales los tipos de árboles y a que aprendan a diferenciarlos por sus hojas. En conclusión, intentar que amen lo natural, enseñar a no gastar más energía de la necesaria y llevar a cabo el reciclaje como algo innato a través de juegos y actividades impulsará su responsabilidad ambiental.
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