Por: www.ecologiaverde.com
La habitabilidad del planeta podría verse comprometida hasta el punto de obligarnos a tomar medidas drásticas a la hora de decidir dónde y cómo vivir. La sobreexplotación de recursos, la polución y el aumento de la población están derivando en una situación alarmante, hasta el extremo de que los más reputados científicos hablan ya de un fin del mundo inminente.
Sería un acabose del mundo que conocemos, y no del planeta, hay que precisar, que según se pronostica llegará en un futuro próximo si no se toman medidas urgentes que logren evitarlo, advierten desde la NASA. ¿Pero, y si no actuamos, qué pasará con nosotros? ¿Dónde podríamos escondernos en ciudades subterráneas o quizá serían mejor las submarinas?
Aunque el simple hecho de plantear la pregunta parezca una auténtica locura, prácticamente cosa de ciencia ficción, sin querer alimentar alarmismos lo cierto es que los científicos de la NASA no se andan con jueguecitos y, por otro lado, curiosamente las ciudades inteligentes construidas bajo el mar están a punto de ser una realidad.
No se trata de crear viviendas flotantes, aunque son una solución a medias. La idea va mucho más allá y la ejemplifica una constructora japonesa que, pensando ya en la necesidad de hacer viviendas bajo el mar, se ha lanzado a diseñar un primer inmueble submarino.
Aunque la tecnología necesaria no estará disponible hasta 2030, todo está ya calculado. Básicamente, su proyecto es un edificio en forma de espiral en el que podrán vivir unas 5.000 personas. Tendrá 500 metros de diámetro y en él se incluyen desde hoteles o espacios comunes hasta viviendas y complejos comerciales, según informa la empresa, Shimizu, que prevé fijarla al fondo del mar gracias a una espiral gigante que sujetaría la esfera para darle estabilidad.
Shimizu explica que utilizará unos microorganismos llamados “metanógenos” para convertir el dióxido de carbono capturado en la superficie en metano y también se generaría energía aprovechando las diferencias de temperaturas entre el fondo y la superficie. El proyecto requiere invertir la friolera de 25.000 millones de dólares.
Cambio climático
Escapar de la extinción podría significar también buscar otros lugares donde vivir de un modo más sostenible, tanto a modo de prevención como de solución in extremis ante la constante destrucción de ecosistemas. Sin ponernos en lo peor, vivir bajo el agua sería una respuesta a un entorno cada vez más inhóspito, en el que los eventos extremos y el aumento del nivel del mar haga de las suyas sin contemplaciones, arrincónandonos en el fondo del mar.
En muchas zonas costeras que va ganando el mar con el avance del deshielo no sólo habrá problemas para encontrar suelo donde construir sino también la necesidad de levantar diques que contengan a un mar siempre hambriento.
¿Pero, detenerlo es algo viable? No a largo plazo, obviamente. Por lo tanto, como dice la famosa frase, si no puedes enfrentarte a tu enemigo, únete a él. Y, aunque parece una manera ingeniosa, pero casi inimaginable, eso de encontrar un refugio debajo del mar, quién sabe si tristemente podría ser nuestra última carta.
Colonizar otros mundos
Colonizar otros planetas sería una alternativa. Según Stephen Hawking, las próximas generaciones tendrán que hacer las maletas para subir a bordo de un cohete. El célebre físico está convencido de que será un viaje de ida, sin posible retorno pues salvar el planeta será misión imposible.
A largo plazo, Hawking cree que la supervivencia dependerá única y exclusivamente de cómo nos vaya en nuestra aventura en otros mundos. Quizá nuestro futuro esté allí arriba, en algún lugar de ese mar de estrellas que cubre nuestro cielo cada noche, quizá en el fondo de lagos y mares extraterrestres.
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