Por: Marta V. http://www.ecogestos.com/
Las carreteras son un elemento omnipresente en nuestros paisajes y esencial en nuestra forma de vida. Facilitan el transporte de algunas especies (personas, escarabajos…) pero también facilita la instalación de especies exóticas, tanto vegetales como animales. Pero lo que probablemente no sepas es que una carretera afecta a treinta veces más superficie de la que ocupa.
En los primeros 50m a cada lado presentan variaciones microclimáticas (sube la temperatura, hay más escorrentía y más humedad); el efecto de los herbicidas que destruyen la vegetación (y también reptiles, anfibios e invertebrados que viven en ella); y el efecto de la contaminación, ya sea plomo (en muchos países aún se usan combustibles plomados) o la sal que se reparte cuando nieva, que puede atraer ungulados, a sus depredadores y a carroñeros.
Los siguientes 100-200m son el área evitada por los mamíferos medianos y grandes a causa del ruido sobre todo, aumentando la fragmentación de los hábitats. La avifauna evita hasta una franja de 500m, exceptuando carroñeros y oportunistas que deambulan a lo largo de las carreteras en busca de cadáveres atropellados, que puede llegar a 1500m si no existe vegetación o relieve circundante.
Además está el problema de la fragmentación. Las carreteras son obstáculos que impiden o modifican los movimientos de los animales. Cuando se fragmenta una población animal, quizás las subpoblaciones no se vuelvan a relacionar: pueden acabar con graves problemas de conservación debido a la pérdida de variabilidad genética (el motor de la selección natural). En algunos estudios científicos sobre golondrinas americanas empieza a comprobarse el efecto de las diferencias genéticas para adaptarse a las carreteras.
Otro efecto añadido es la mortalidad: en una carretera nueva es mucho más elevada que en una que lleve ya más de 10 años construida. No se debe a que los animales se hayan acostumbrado, sino que ya se han aislado las poblaciones, pues han sobrevivido los ejemplares que no cruzan. En general, los animales que más se atropellan son individuos jóvenes de mamíferos o aves que están en etapa de dispersión, ya que los adultos están más asentados. En la Península Ibérica, la incidencia de los atropellos sobre mamíferos es de hasta el 25% (es decir, que de cuatro crías, tres mueren atropelladas), por lo que se trata claramente de un factor de extinción local. Los felinos y las rapaces nocturnas son los grupos más afectados, y la mayoría de los atropellos se producen en las primeras horas de la noche, dependiendo de la estación y la climatología.
Foto de Cristóbal Alvarado Minic
Sobre Marta V.Bióloga de la Conservación de la Biodiversidad, blogger, educadora ambiental, fotógrafa, escritora y soñadora a tiempo parcial. Tiendo a ver siempre el vaso medio lleno y a escarbar para ver qué hay más allá de la corteza, y disfruto contándole al mundo lo que encuentro allí. Lo que cambia nuestro planeta es la conciencia, y lo que crea conciencia es la educación.
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