El argumento que utilizan es que la tierra solo se puede usar para cultivar y no para vivir en ella.

Con una casa rodante con energía solar y 400 metros cuadrados, Dinah y Stig  con sus hijos Yosse de 8 y Dahli de 9 años, y por supuesto Moo el perro,  la familia Mason comenzó a cumplir el sueño de muchos de nosotros: la útopica vida autárquica.
El problema es que no sólo se pusieron a vivir en un terreno baldío cercano al pueblo de Willand, sino que desarrollaron una ecoaldea con huerta y gallinas ponedoras. Todos unos "antisistema".
Fue justamente la transformación de este lugar abandonado en  un terreno autosustentable lo que puso en alerta a la autoridad inglesa quien mediante el consejo del distrito les solicitó el desalojo para que vuelvan a la ciudad a ser pobres y a vivir con las leyes de la apremiante vida moderna.
Dos personas que llevan mucho tiempo en la comunidad- más de cuatro décadas- han abogado en favor de la familia. Anne Wallington,  escribió al Consejo respaldando la labor que los Manson hicieron en el sitio que según sus propias palabras se"estaba convirtiendo rápidamente en tierras abandonadas".  Por su parte el ciudadano David Thompson, destacó que "están tratando de cumplir con el compromiso del Gobierno de cuidar del medio ambiente y esta es la última huerta en las cercanías de Willand".
Los niños van al colegio normalmente y nunca han vivido de los subsidios del gobierno, demostrando que si se saca provecho de manera responsable y respetuosa con el entorno se puede lograr el desarrollo de las personas que adoptan esta forma de vida. Pese a todo al no haber desarrollado un "plan sólido de negocios" y aunque desde 2009 se encuentran luchando por los permisos para habitar, se insiste en despojarlos de un páramo desechado que fue recuperado con su dedicación y entusiasmo.
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