Por GaiaHealth, 12 de marzo de 2012
Debo admitir que tuve la tentación de no escribir nada a la vista del título de este artículo, algo casi incontrolable. Pero finalmente me las he arreglado, aunque nada he encontrado sobre estudios científicos que sustenten la idea tantas veces repetida: que todo el mundo está desde un punto de vista moral y de la tan cacareada ética obligado a vacunarse para así estar protegidos por la inmunidad de grupo.
No hay ninguna evidencia detrás de esta afirmación. Es un fraude que repite una y otra vez la gran Industria Farmacéutica, a fin de hacer caja, sin base en hechos establecidos. Pero suena muy bien. Suena como un deber cívico. Los entusiastas de la inmunidad de grupo juegan con las imágenes de la pobre abuela o del recién nacido que murió por no prevenir la enfermedad. Son muy brillantes es echar la culpa hacia los demás.
La idea de la inmunidad de grupo aparece por primera vez hace unos 100 años, en referencia a la inmunidad natural que se adquiere una vez que se ha padecido una enfermedad. Este concepto dice: Si el X% de la población es inmune a una determinada enfermedad, entonces el resto de la población también está protegida contra esa enfermedad.
El concepto de inmunidad de grupo es defendido por los partidarios de la vacunas, y se emplea para lograr tres cosas:
- Propagar un sentimiento de culpa entre los que no se vacunan, para convencerlos de que pueden ser responsables de transmitir la enfermedad, incluso a los ya vacunados.
- Fomentar una respuesta agresiva de los vacunados contra los que no lo han hecho, dando la impresión de que los que no se vacunan tienen la culpa de la propagación de la enfermedad.
- Presionar a los Gobiernos para que la vacunación sea obligatoria para todos, independientemente de distintos puntos de vista, las ideas o los derechos de cada uno, e independientemente de los riesgos inherentes a la vacunación.
Los defectos inherentes de este concepto
La inmunidad de grupo se ha lanzado como si ya se hubiera demostrado que esto es así. Pero no se ha comprobado. Por tanto, la inmunidad de grupo no ha pasado de ser nada más que un concepto, una idea que suena bien, pero que tiene poca base científica.
Nunca se ha establecido la cifra mínima de vacunados que tiene que haber dentro de un grupo o comunidad para que la inmunidad de grupo sea efectiva. De vez en cuando, se hacen intentos para establecer una cifra por medio de estadísticas y cálculos matemáticos. Sin embargo, ninguno de estos métodos ha dado una cifra válida, ya que lo que subyace son cálculos realizados en base a una hipótesis. La idea de dar una cifra sobre la inmunidad de grupo es evidente y no para de crecer el porcentaje que se cotiza en el mercado, haciéndose cada vez mayor con el tiempo, estando ya cerca actualmente del 100%, pero con aclaraciones adjuntas.
Las vacunas no protegen totalmente
Las vacunas no son 100% efectivas. Este hecho no es motivo de discusión. El concepto inicial de inmunidad de grupo se basa en la idea de que habiendo padecido una enfermedad infecciosa esto ya supone una protección contra otra infección adicional.
La acción protectora de las vacunas va desapareciendo con el tiempo
La protección proporcionada por las vacunas está limitada en el tiempo. Desaparece, a veces al cabo de dos años, y lo más probable en todos los casos es que sea al cabo de los 10 años posteriores a la administración de la vacuna. Es algo que se va reconociendo poco a poco, de ahí la excusa para dar posteriores dosis de refuerzo.
Estos dos hechos, la ineficacia de las vacunas en un número significativo de casos y la pérdida de eficacia en un lapso de tiempo más o menos largo, significa que el concepto de inmunidad de grupo proviene de la idea equivocada de que las vacunas son totalmente eficaces, cuando no lo son.
Incluso si la tasa de vacunación fuera del 100%, y aun suponiendo una protección inicial perfecta de la vacuna, la mayor parte de las personas habrán perdido esa inmunidad en un determinado lapso de tiempo. De hecho, la mayoría de los adultos tienen que ser revacunados a los pocos años, ya que había disminuido la inmunidad inducida por la vacuna.
El Dr. Blaylock utiliza este argumento para demostrar la falsedad del concepto de inmunidad de grupo:
“La inmunidad de grupo inducida por las vacunas es un mito que puede ser comprobado de forma simple. Cuando yo iba a la escuela de medicina, nos decían que las vacunas administradas en la infancia duraban toda la vida. Esta idea persistió durante más de 70 años. No fue hasta hace poco que se descubrió que la eficacia de las vacunas se va perdiendo con el tiempo, desapareciendo después de 2 a 10 años. Esto significa que al menos la mitad de la población no dispone ya de la inmunidad inducida por la vacuna contra las enfermedades en que fueron vacunados en la infancia. Es decir, el 50% o más de la población hace ya décadas que perdió esa protección.
Si atendemos a los conocimientos actuales, estaríamos en riesgo de sufrir un resurgimiento de las epidemias si el índice de vacunación fuera inferior al 95%. Sin embargo, llevamos viviendo de entre 30 a 40 años con menos del 50% de la población sin la protección de las vacunas. Es decir, la inmunidad de grupo no ha existido durante décadas y no han reaparecido las antiguas epidemias. La inmunidad de grupo inducida por la vacunación es una mentira que sólo sirve para asustar a médicos, empleados de la salud y otro personal médico, y a la gente, para así aceptar las vacunas (1).”
Como observa el Dr. Blaylock, detrás de las afirmaciones de la inmunidad de grupo no hay otra cosa que que una idea sobrecalentada y expandida.
Si bien el término inmunidad de grupo suena muy bien, pero no tiene ninguna base real. De no tener, ni siquiera tiene una definición clara. Es un término relativo a las relaciones públicas utilizado para abrir las puertas de la vacunación. Se utiliza para explicar por qué cada individuo deber estar dispuesto, y feliz, a cumplir con el deber cívico y asumir el riesgo asociado a las vacunas.
Inmunidad de grupo y los transgénicos
Parece cosa difícil de creer, pero el concepto de inmunidad de grupo está siendo utilizado para imponer los cultivos modificados genéticamente. Muchos de los cultivos modificados genéticamente son portadores de un gen que les hace producir toxinas contra ciertas plagas. Por ahora, vamos a olvidarnos del hecho de que también son tóxicas para el hombre.
Un estudio afirma que el maíz transgénico Bt, modificado para combatir al barrenador del maíz, se ha traducido en beneficios para los productores que no utilizan transgénicos, al obtener también una reducción de los barrenadores del maíz en sus cosechas. Tal vez. Se trata solamente de un estudio. Suponemos que es verdad. Pero hay otro aspecto de la historia que resulta devastador y tiene que ser abordado en términos de vacunación: los parásitos han desarrollado rápidamente inmunidad al maíz Bt. Esto crea un problema mucho peor, no sólo para los que cultivan transgénicos, sino también para los agricultores convencionales.
Por supuesto, esto no lo dicen los defensores de los transgénicos. Lo de inmunidad de grupo suena tan bien, y es una forma de promocionar los cultivos transgénicos. ¿Cuánto tiempo ha de pasar para que todos los agricultores se vean obligados a sembrar cultivos transgénicos sobre la base de que es un deber cívico?
Conexión con las vacunas
Lo mismo que ha sucedido con los cultivos transgénicos al extenderse las plantaciones y desarrollando plagas aún más virulentas, es lo que ha pasado con las vacunas. Como ya hemos informado, el reciente brote de tos ferina ha sido causado por una nueva variedad del microbio B. pertussis, resultado de la acción directa de la vacuna. Esta vacuna ha alimentado la aparición de este brote, que es más virulento y mortal que los tipos de tos ferina cubiertos por la vacuna.
Es evidente que hay que reconsiderar el concepto de inmunidad de grupo, y decir que las vacunas también pueden favorecer la aparición de nuevas enfermedades más virulentas.
El concepto de inmunidad de grupo sale a relucir cada vez que alguien no vacunado contrae una enfermedad y así señalar con el dedo a aquellos que no cumplen con el deber cívico. Por último, se ha convertido es una metodología utilizada para controlar a la gente y comprobar su grado de sumisión.
( Véase el siguiente caso ocurrido en Andalucía: http://www.abc.es/20101125/sociedad/rc-juez-obliga-ninos-vacunarse-201011251246.html)
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