Estas escalofriantes cifras tienen lugar entre 1999 y 2010 en Estados Unidos. Según un informe realizado por el Centro de Control de Enfermedades del país norteamericano (CDC), cada año mueren allí 6.631 mujeres, lo que equivale a 18 fallecidas cada día. Y por si acaso los números no aterran lo suficiente, casi 12% de estas muertes fueron por suicidios.
Hay que añadir a estas cifras alarmantes que la mayor tasa de fallecimientos se registró en mujeres blancas que tenían entre 45 y 54 años. Pero ojo, a pesar de que los casos femeninos aumentaron a un ritmo enorme, principalmente en los últimos años, los hombres siguen siendo las primeras víctimas del abuso de analgésicos en aquel país, con 10.020 muertes al año.
Las muertes por estas sobredosis han crecido con el paso del tiempo, al punto de convertirse en uno de los principales problemas de salud pública según los analistas de la CDC.
Los medicamentos más utilizados para estos fines han sido vicodina, oxicodona y opana. Todos ellos son analgésicos orales que buscan tratar dolores moderados y graves.
¿Y por qué suceden? Por factores que también se han incrementado como el desempleo, el aumento de las familias monoparentales, la depresión y muchos otros factores, propios de esta era de la comunicación y la velocidad.
"Debemos entender mejor lo peligrosos que son estos fármacos. No deben ser utilizados a la ligera, sólo cuando sean esenciales, como un dolor grave por cáncer. Demasiado a menudo, los riesgos son mayores que los beneficios porque pueden originar una adicción de por vida", señaló, con tintes de aseveración, el doctor Thomas R. Frieden, director del CDC.
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