La Escuela de Veterinaria en Noruega trata de determinar el efecto que tienen los alimentos modificados genéticamente sobre quienes los consumen. Para ello realizó varios experimentos con distintas especies. Los animales que fueron alimentados con transgénicos por 90 días, aumentaron de peso. Y no sólo eso, también comían en mayor cantidad.
En el caso de los salmones alimentados con transgénicos, se descubrió además que su sistema inmune cambió, que perdieron parte de su habilidad para digerir proteínas y que desarrollaron una microestructura intestinal diferente.
Los resultados son alarmantes, aún si los transgénicos no provocaran directamente enfermedades, el aumento de peso lo hará eventualmente. Según explica el profesor Åshild Krogdahl:
Si el mismo efecto aplica a los humanos, ¿cómo impactará a quienes consumen maíz transgénico? O incluso, ¿cómo afectará a quienes comen animales que se alimentan de ese maíz?
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