Written by: masverde
En declaraciones concedidas al diario Correo del Orinoco, especialistas de el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh) hablan acerca de lo que nos depara el clima para los próximos meses en nuestro país.
“Tuvimos una temporada seca muy seca, vamos a tener una temporada de lluvia cuya tendencia es de normal a ligeramente inferior” y se espera un fenómeno de El Niño (aguas más cálidas en la costa occidental de Suramérica por un periodo mayor a tres meses consecutivos) resume José Gregorio Sottolano, presidente del Inameh.
En Caracas la tendencia muestra que la temporada húmeda será “normal”, con lluvias “dentro del promedio”, calor en la mañana y precipitaciones en la tarde. Cabe destacar que las lluvias de esta semana no son consecuencia del llamado “invierno”, sino de una vaguada. Los ríos Orinoco y Apure deben llegar, en esta temporada, a “los valores óptimos”, augura Sottolano, quien recibe al Correo del Orinoco acompañado por los expertos Rafael Hernández y Jesús Ortega.
Hay 70% de probabilidades de que se forma un fenómeno de El Niño, que podría comenzar en el segundo semestre del año. El presidente del instituto explicó que se han comunicado con las instituciones respectivas para que tomen las previsiones del caso -por ejemplo, el monitoreo constante de los embalses para mantener los niveles óptimos-, porque si a unos meses secos y una temporada de lluvia posiblemente menos intensa le sigue El Niño, la situación puede ser más crítica que la de 2009.
El Niño es un fenómeno cíclico, que se presenta cada tres a siete años. “Es seguro que va a ocurrir” en 2014, aunque “no sabemos la duración que va a tener” y tampoco “la magnitud de ese fenómeno”. Se espera que las consecuencias se sientan entre el último trimestre de 2014 y el primer trimestre de 2015. En Venezuela se presentó El Niño entre 2010 y 2011, y luego “tuvimos dos Niñas seguidas”.
Sottolano recuerda que en el pronóstico del año pasado el Inameh había estimado algunas tendencias:“Una temporada seca de normal a ligeramente inferior”, que “fue bastante seca”. Relata que han trabajado con Hidrocapital para hacerles seguimiento a las lluvias y tomar medidas de mitigación ante las pocas precipitaciones.
“Independientemente de que vamos a tener lluvias y ojalá que sean productivas”, el Inameh es partidario de mantener las mismas medidas en cuanto al mejor uso del agua, con la finalidad de prepararse para menos lluvia y para El Niño. También Corpoelec está al tanto de las condiciones, aun cuando el embalse de Guri (que alimenta la hidroeléctrica Simón Bolívar) se mantiene en buenas condiciones, apunta Sottolano.
La sala de pronóstico del Inameh elabora cuatro mapas por día, tarea que está a cargo de expertos como José Gregorio Ortiz, Francisco Castro y Edgar Colmenárez. La asertividad es de 85% a 86%. Hay que aclarar que los pronósticos son regionales y no puntuales. Cuatro grupos de guardia garantizan que la información relevante esté siempre a punto.
A partir del 15 de mayo, aproximadamente, “empiezan a formarse las primeras ondas tropicales en las costas de África”, señala Sottolano. La afectación para Venezuela es la generación de más lluvias, porque se activa la Zona de Convergencia Intertropical. Los ciclones tropicales tienen diferentes fases: “Pueden ser depresiones, tormentas o huracanes”. El Centro de Huracanes de Miami ha pronosticado, para este año, el pasaje de 10 ciclones tropicales, de los que 5 pueden llegar a ser huracanes.
La orografía “nos ha protegido mucho” de las consecuencias de los huracanes, manifiesta Sottolano, pero aclara que cualquiera de los ciclones tropicales puede convertirse en un fenómeno extremo (como ocurrió con la tormenta Bret en 1993). El Inameh puede anticipar cuál será el comportamiento, a fin de poner al tanto a los organismos de seguridad, Protección Civil, bomberos.
Sí, responde Sottolano. La mayor ocurrencia se registra entre los meses de julio y agosto, lo que no quiere decir que no se registre antes o después. “Todas las nubes de gran desarrollo vertical contienen granizo”, detalla Rafael Hernández.
Los modelos indican que viene El Niño, precisa Sottolano. Sin embargo, Hernández cita que entre 1997 y 1998 ocurrió El Niño y “vino La Niña inmediatamente”, y luego de El Niño de 2009 comenzó La Niña. “Eso no quiere decir que es lo que va a ocurrir este año”, aclara, porque no es una norma.
La sala de pronóstico hidrológico del Inameh monitorea ocho ríos (Orinoco, Apure y seis más pequeños). La información que genera permite tener información para precisar la vulnerabilidad y facilitar la navegación, reportan Ninoska Briceño, Anderson Acosta y Miguel Álvarez, integrantes del equipo.
Las altas temperaturas -por ejemplo, Zulia- están asociadas con la sequía, “porque al no haber agua hay mucha evaporación y hay mayor radiación”, puntualiza Hernández. Los calorones en territorio zuliano se deben a que ha habido déficit de precipitaciones. En la percepción también incide la sensación térmica, porque cada cuerpo “recibe el calor de una manera diferente”, comenta Sottolano. En abril la mayor temperatura en Caracas fue de 32 a 33, lo que es percibido de manera diferente por cada persona.
En los últimos años “hemos visto que la temporada seca se ha alargado y la temporada lluviosa ha tardado en entrar”, pero “necesitamos más años” para poder hacer estudios y validar la información, refleja Hernández. El año 1990 es el patrón para el estudio del cambio climático, afirma, y en ese ciclo en Venezuela “hemos tenido una variabilidad climática acentuada”. El analista comenta que se ha detectado una variabilidad climática estacional acentuada (como las lluvias excepcionales en Zulia entre 2010 y 2011), mas no se puede sostener que ha habido “un cambio de un tipo climático a otro”. Lo atribuible al cambio climático “es la frecuencia con la que viene repitiéndose” El Niño, por ejemplo.
Estos fenómenos inciden en el país, señala Hernández, porque están asociados con altas temperaturas y radiación, disminución de concentraciones de agua y mayor evaporación. Eso afecta la actividad agrícola y aspectos de la salud como malaria y dengue. “Pero luego vuelve a su estado normal el clima, porque las condiciones climáticas no han cambiado. Por eso hablamos de variabilidad” con fenómenos acentuados, pero no de cambio del clima.
El Inameh tiene una red de estaciones climáticas. Son 340 estaciones automáticas y 150 estaciones convencionales, explica Sottolano. La red permite medir precipitaciones, temperatura, humedad, determinar el tiempo y el clima. Hay también una red de radares (hay seis instalados) y seis estaciones de radiosonda. Todo eso permite “correr nuestros modelos y hacer nuestras predicciones, y determinar el comportamiento real”, apunta.
En Sartenejas el Inameh tiene una estación climatológica que mide -entre otros parámetros- humedad, velocidad del viento, evaporaciones y precipitaciones, describe José Gregorio Sottolano. El investigador destaca que ya hay un pluviómetro hecho en el país, de la empresa Tecnum, que fue colocado en periodo de prueba con la idea de poder multiplicarlo por todo el territorio nacional.
En el instituto hay equipos para instalar 400 estaciones automáticas más en los próximos dos años. Sottolano recuerda que la red de monitoreo en Venezuela era de 4.200 puntos en los años 50 o 60, pero “eso se fue perdiendo”. En esos años el país “pasó de ser el primero, al último”,pero a partir de 1999 el presidente Hugo Chávez firmó un crédito internacional para modernizar la red de monitoreo, lo que dio un reimpulso.
La nación posee una ley que regula la materia y cuenta con el Inameh (que tiene unas 200 personas de las que 110 o 120 son técnicos o profesionales en el área). El proyecto de Sottolano es enviar venezolanas y venezolanos a formarse en el exterior. “Hoy día no tenemos mucha generación de relevo”, admite, y la carrera no está disponible en todas las universidades. El presidente del instituto adelanta que están en conversación con universidades para abrir la licenciatura o TSU en otras instituciones aparte de las que ya la ofrecen (como la UCV).
“Tenemos prevista la creación de ocho unidades operativas, muy parecidas a las REDI” en los próximos dos años; la del centro ya funciona en Caracas y la centro-norte-occidental opera en Lara. Se constituirán, entre otras, la de Maracaibo, para atender la cuenca del Lago de Maracaibo, y una para el oriente y otra para el suroriente. “Estamos en negociación con la Corporación Andina de Fomento” para culminar la instalación de las estaciones, la adquisición de un stock de repuestos y el mantenimiento de las unidades operativas con el equipamiento que implica.
Sí. Con el crédito de la CAF se adquirirán equipos para fortalecer la medición que ya se lleva a cabo de algunos ríos. En la actualidad se evalúan los ríos Orinoco, Apure y Portuguesa; también, el Guaire, el Tuy, el Aragua, el Cabriales y el Guarapiche, entre otros. “Venezuela tiene alrededor de 360 ríos, y la idea es poder monitorearlos a todos por igual”, expuso Sottolano. El instituto puede hacer estimaciones “de la variación del río” a fin de poder dar alertas pero para lapsos muy cortos cuando se trata de ríos pequeños (cuestión de minutos).
“Vamos a trabajar con sistemas de alerta, pero más hacia las comunidades”, anticipa el experto, y añade que se hará con base en tres niveles: amarillo, naranja y rojo. El Inameh también propone el pluviómetro comunitario, muy fácil de hacer, para estimar el agua caída. Aunque no proporciona una medida óptima, sí permite orientar a las y los habitantes.
El instituto trabaja con las comunidades San Pedro (Altos Mirandinos), El Paraíso, La Vega, Antímano y Hoyo de la Puerta. El Inameh supervisa también el río Guaire, a la altura de El Recreo, a fin de evitar sorpresas con las crecidas. Próximamente se instalarán otras tres: Una en San Pedro, una en Macarao y otra en La Línea (Petare).
De acuerdo con Sottolano, se unirán esfuerzos con las mesas técnicas de agua y con las comunas.
El Niño es un fenómeno milenario, recalca Rafael Hernández. Lo que sí ha visto el Panel Intergubernamental de Cambio Climático es la frecuencia de la ocurrencia de estos eventos, y se trata de determinar por qué se acorta su duración. José Gregorio Sottolano refiere que se han visto chaparrones cortos e intensos (mucha agua y poco tiempo), lo que el Inameh está estudiando “porque puede ser consecuencia de cambios que se están produciendo a escala mundial”. La institución tiene mapas -y elabora otros- para los próximos 100 o 200 años.
Hernández sostiene que se ha visto “la disminución de las precipitaciones en los climas secos”,así como el aumento de la temperatura. “Venezuela no está fuera del planeta”, enfatiza, y por eso se quiere hacer un esfuerzo para la adaptación al cambio climático. La temperatura ha aumentado 0,37 en unos 30 años de registro, y ha habido una reducción de las precipitaciones en los climas secos.
Con relación al año 1990 “tenemos un poco más de calor y menos precipitaciones en los climas secos”,además de lluvias más intensas y de corta duración.
Todos los entes involucrados están trabajando en ella, remarca Sottolano. En la primera comunicación se determinó que Venezuela contribuye con un 0,48% a las emisiones mundiales de dióxido de carbono. Con la nueva evaluación se determinará si el porcentaje se mantuvo o si se incrementó.
Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/, Agencias
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