Por: veoverde mojateenverde (Flickr) / (cc) by-nc-sa
La Reforma Fiscal justifica el impuesto especial al refresco como una medida de combatir la obesidad, pero ¿será suficiente? En realidad se requiere una medida integral para combatir a la droga más peligrosa: el azúcar.
Los mexicanos enfrentamos un grave problema de sobrepeso, obesidad y enfermedades relacionadas a estas condiciones. El gobierno de Enrique Peña Nieto propone combatir este problema de salud con un impuesto especial al refresco. Suena una acción adecuada si consideramos que un mexicano consume en promedio 163 litros de refresco al año. Pero, ¿qué pasa con los demás alimentos que contienen edulcorantes?
Para una acción integral contra la obesidad sería necesario incluir un impuesto a todos los productos que contengan edulcorantes. Esta es la idea que expone Juan Antonio Cortina Gallardo, presidente de la Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera. Una acción más lógica si buscamos una verdadera declaración de guerra a la obesidad en el país, misma que tendría que venir vinculada con otras acciones.
A pesar de resultar el camino a seguir para disminuir el consumo de azúcar y edulcorantes en la población, existen factores que se deben considerar. Mientras que existe abuso en el consumo de refrescos, golosinas y otros productos dulces, otros recurren a estos productos para seguir con su jornada laboral. Estas "calorías baratas" son accesibles a los albañiles que, sólo se alimentan de refresco y tortilla para continuar en pie.
En el otro extremo, aquellas personas que tienen más fácil acceso a estos productos son víctimas de la droga más peligrosa de la historia: el azúcar.
Según nuevos estudios realizados en Holanda, el azúcar interfiere con el apetito, genera ese deseo de comer y seguir comiendo; el efecto deseado a todos aquellos que forman parte de la industria alimentaria. Es una adicción que, en verdad, requiere rehabilitación con cambios de hábitos y un nuevo estilo de vida que incluya ejercicio.
Si el gobierno quiere combatir el sobrepeso y la obesidad va a requerir más que un impuesto al refresco. Lo que debería hacer reducir el consumo de todos los alimentos procesados que contengan azúcar, alimentos que de por sí ofrecen un menor valor nutricional que los productos naturales — las frutas, las verduras, los granos y las legumbres —.
Parece razonable la propuesta de incluir impuestos a todos los productos endulzados. Sin embargo, ¿qué pasará con aquellas familias de bajos recursos que se verán afectados? Desafortunadamente el costo de los productos básicos, de frutas y verduras, también van a la alza. En tal caso, el gobierno debería garantizar la alimentación saludable de estos sectores más necesitados. Sí, un problema complejo que se debe estudiar.
Fuentes: La Jornada | emeequis
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