El asunto salió por primera vez a la luz en 2004, gracias a un informe especializado de la OMS sobre la salud a de la población civil de Iraq, como resultado de la utilización de armas cubiertas de uranio empobrecido. Este primer informe se mantuvo en secreto; en realidad la OMS lo suprimió.
El estudio realizado por tres científicos, máximos expertos en radiación, advertía de que tanto los niños como los adultos podrían contraer cáncer después de respirar el polvo contaminado con uranio empobrecido, que es radioactivo y químicamente tóxico.
Sin embargo la OMS, que utilizó como un experto asesor en radioactividad al autor principal del estudio, el doctor Keith Baverstock, impidió su publicación. Baverstock declaró que el informe había sido deliberadamente suprimido, aunque la OMS lo negó.
Casi nueve años más tarde, un informe sobre cánceres y malformaciones congénitas en Iraq, realizado conjuntamente por la OMS y el Ministerio iraquí de Sanidad, tenía que haber visto la luz en noviembre de 2012. “[…] La publicación se ha retrasado repetidamente y ahora no hay ninguna fecha prevista.”
Hasta el momento, el estudio de la OMS permanece en ‘secreto’. Según Hans von Sponeck, ex coordinador humanitario en Iraq “[…] El gobierno de Estados Unidos quería evitar que la OMS supervisara zonas del sur de Iraq donde el uranio empobrecido se ha utilizado y ha causado graves daños a la salud y supone un peligro para el medio ambiente.”
Esta tragedia en Iraq recuerda a una de las armas químicas que los estadounidenses utilizaron en Vietnam, y al hecho de que Estados Unidos no ha reconocido ni pagado compensación alguna, ni ha dado asistencia médica a los miles de niños deformes nacidos, y que aún siguen naciendo, debido a que el ejército estadounidense utilizó agente naranja por todo el país.
Los millones de litros de este producto que se lanzaron en el Vietnam rural fueron ávidamente manufacturados y vendidos al Pentágono por empresas como Dupont, Monsanto y otras que codiciaban grandes beneficios.
Denis Halliday / Globalresearch
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