En España existe una ausencia absoluta de datos reales sobre cosechas comerciales de maíz transgénico debido a la total falta de interés de las administraciones central y autonómicas; pero existen, sin embargo, datos de ensayos realizados por varios organismos en diferentes CCAA que demuestran de manera consistente cómo desde hace varios años las producciones transgénicas no son superiores.
Los datos del Instituto Técnico Agronómico Provincial (ITAP) de Albacete, en el informe anual de febrero de 2012 (“Ensayos de Maíz 2011″), arrojan unas cifras según las cuales las variedades Bt no producen de media más que las convencionales. Por ejemplo, en el ensayo de “Las Tiesas”, la producción de las variedades MG varía entre -9% y +8% con respecto a la media del conjunto de variedades ensayadas, situándose gran parte de ellas entorno a la media. Es decir que no se puede afirmar que produzcan ni un kilo más de grano. En estos datos se da algún caso interesante, como que la variedad Helen Bt produce 5% menos que Helen, su equivalente no MG (es decir, isogénica).
Por otra parte, el artículo “Evaluación de nuevas variedades de maíz para grano de ciclo 700 y transgénicas”, correspondiente a los ensayos de variedades para 2009, 2010 y 2011 del Grupo para la Evaluación de Nuevas Variedades de Cultivos Extensivos en España (GENVCE), arroja similares resultados. El propio informe aclara: “Durante la campaña 2011 no se han detectado diferencias significativas entre las variedades transgénicas (DKC6667YG, Helen Bt, Karter YG y PR33Y72) y sus isogénicas convencionales (DKC6666, Helen, Klimt y PR33Y74) respectivamente. Esto es debido a que los ataques de taladro no han sido suficientemente importantes en la mayoría de las zonas de ensayo”. Es decir que los transgénicos no generan mayor producción sino que, de darse estos aumentos de rendimiento, se debería a factores agronómicos; lo cual demuestra que si el objetivo es producir más, no se trata de sembrar transgénicos sino de investigar métodos alternativos que optimicen esos factores agronómicos, por ejemplo técnicas sostenibles de lucha contra el taladro, y especialmente alejarse del modelo de monocultivo intensivo, verdadera causa del daño que supone el taladro.
Según los “Resultados de la red de ensayos de variedades de maíz y girasol en Aragón” de la Dirección General de Alimentación y Fomento Agroalimentario del Gobierno de Aragón, para la campaña 2011 (ese año el cultivo de maíz MG supuso el 56% de la superficie de maíz de esa CCAA, de ahí la relevancia de estos datos), los resultados son similares a los explicados anteriormente. En todos los casos la media de producción de las variedades transgénicas es igual a la media del conjunto de las variedades.
Por ejemplo, en el ensayo realizado con ciclos 700 en la localidad de Ejea de los Caballeros, la producción de las dos variedades transgénicas es en un caso (Eleonora) 9% superior a la media de todas las variedades ensayadas y en otro (Helen) 9% inferior. Es decir que no se puede concluir de ninguna manera que las variedades MG produzcan más.
Por citar otro ejemplo de este mismo estudio, en el caso de Montañana, se da el mismo resultado con + / – 4%. En esta segunda comparativa, las dos variedades transgénicas empleadas arrojan resultados invertidos con respecto al caso anterior, lo cual demuestra otra vez que el mayor o menor rendimiento de estas dos variedades no es homogéneo, sino que depende de otros factores que no son la modificación genética.
Si analizamos los datos de 2010 de este mismo tipo de ensayo se dan exactamente los mismos resultados.
Prueba del desinterés de las administraciones, e incluso probablemente del apoyo a los OMG a través de la estrategia “favorita” de las grandes empresas de las cuales se hacen cómplices los y las gobernantes (a saber, desinformar, hacer creer que el crecimiento de la superficie es mucho mayor de lo esperado, para ocultar la resistencia tanto entre productores como entre consumidores), existe un flagrante baile de cifras sobre la superficie de transgénicos cultivados en España; lo cual, dicho sea de paso, pone de relieve que no se cumple la normativa de la Unión Europea que obliga a os gobiernos a llevar a cabo registros rigurosos de los cultivos de OMG .
En 2012, la cifra oficial del Ministerio es de 116.306 hectáreas, es decir un incremento de 19 % con respecto a 2011. Esto supone algo más de la cuarta parte del maíz sembrado en España. Los datos que ofrecen las CCAA sin embargo varían enormemente con respecto a las cifras del ministerio: por ejemplo, la CCAA de Cataluña afirma que en 2012 se han sembrado 24.001 hectáreas de maíz MG, por las 33.531 que estima el MAGRAMA (es decir, un diferencial del 40 %). ¿Por qué inflar las cifras? ¿Con qué objetivo?
Los transgénicos ni facilitan la vida de nadie (sino todo lo contrario), ni producen más cosechas, ni crece su adopción a la velocidad que se nos dijo. Juan-Felipe Carrasco Alix, Salvia. Revista soberanía alimentaria.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario