©Save the Children/Difusión
Por Paula Rizzi.
Uno de los grandes cuestionamientos a muchos gobiernos latinoamericanos y de otras regiones del mundo es la implementación de políticas asistencialistas para luchar contra el hambre y la pobreza. Si bien algunos de estos proyectos resultan un indudable aporte hacia los sectores más vulnerables, de no acompañarse de estrategias más integrales terminan convirtiéndose en una respuesta insostenible en el tiempo.
Teniendo en cuenta que la manera más sustentable de combatir el hambre y la pobreza es mediante la implementación de programas que permitan a las familias desarrollar habilidades, conocimientos, herramientas y oportunidades para una vida más digna, la organización Save the Children trabaja en más de 120 países desarrollando iniciativas que buscan empoderar a las comunidades y reducir su vulnerabilidad de manera inmediata y duradera.
Un caso emblemático en la región es el de Guatemala, donde Save the Children trabaja desde 1999 con una propuesta integrada que incluye planes de educación, salud, nutrición, reducción de riesgo ante desastres y manejo de recursos naturales, entre otros.
SA
“Borremos el hambre del mapa”
Bajo este lema, Save the Children trabaja proporcionando programas contra el hambre para las familias en el altiplano occidental de Guatemala, zona rural y hogar de minorías étnicas que registra un alto porcentaje de menores desnutridos. Allí, la organización promueve el consumo de leche de cabra, enseñando a los padres a incorporar este lácteo en la alimentación de los niños menores de tres años.
Pero eso no es todo, la propuesta de Save the Children contempla la promoción de prácticas sostenibles de producción agrícola, el desarrollo de técnicas para la cría de animales y un mejoramiento en la gestión de los recursos naturales. Todo ello a través de programas educativos que se desarrollan en hogares, hospitales o eventos comunitarios, y donde se enseñan hábitos alimentarios a mujeres embarazadas y a padres para que puedan darles a sus hijos una dieta más sana.
Además, la organización aconseja a las familias sobre cómo producir alimentos más nutritivos, cultivando más frutas y cereales en sus tierras y criando animales para producir huevos, leche de cabra y carne. Más allá de auto-abastecerse, este programa también enseña a incrementar los ingresos a través de mejores métodos de comercialización y mostrando nuevas oportunidades de negocio para mejorar la calidad de vida de cada la familia.
Hoy, más de 120 mil niños, niñas y sus familias están obteniendo una alimentación sana en Guatemala. Save the Children planea extender su propuesta para trabajar con otras comunidades indígenas del país, promoviendo una mejor calidad de vida a través de herramientas sustentables contra el hambre y la pobreza.
Para conocer más sobre los programas de esta organización humanitaria en Latinoamérica puedes ingresar aquí.
¿Tú qué opinas acerca de esta propuesta para desterrar la desnutrición?
SAVE THE CHILDREN TRABAJA CONTRA EL HAMBRE INFANTIL PROMOVIENDO EL CONSUMO DE LECHE DE CABRA Y PROMOCIONANDO PRÁCTICAS SOSTENIBLES DE PRODUCCIÓN AGRÍCOLA.
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