Levántate, camina un poco y muévete más en tu horario laboral
A últimas fechas, la obesidad ha adquirido una enorme relevancia como un grave problema de salud que actualmente aqueja a miles de personas en todo el mundo. No obstante, se trata de un fenómeno que ha empezado a investigarse hace apenas unos años y del cual todavía se conoce relativamente poco.
Los expertos coinciden en que aún falta mucho por descubrir sobre sus verdaderas causas y los múltiples factores que la originan. En lo que sí están de acuerdo es que existe un elemento clave en el desarrollo de la obesidad: el desbalance energético. En otras palabras, ingerir más calorías de las que el cuerpo “quema”, provoca que éstas se acumulen progresivamente en el organismo y de ese modo, tarde o temprano, aparezca el sobrepeso. De ahí la necesidad de mantener el equilibrio entre la energía que se consume a través de los alimentos, y la que se “gasta” mediante la actividad física.
Desafortunadamente, lo que hoy priva en la mayoría de las culturas es un estilo de vida sedentario, facilitado por los avances tecnológicos y los medios de transporte motorizados. En efecto, las personas se mueven menos hoy que hace algunas décadas, no sólo en sus hogares sino sobre todo en sus trabajos, que es donde pasan la mayor parte de su tiempo.
Según un reciente estudio publicado en PLoS ONE (de la Biblioteca Pública de Ciencias, por sus siglas en inglés), “a lo largo de los últimos 50 años se ha presentado una disminución progresiva en el porcentaje de individuos con empleos que requieren actividad física cuando menos moderada”. Encabezado por el doctor Timothy Church, de la Louisiana State University, dicho estudio analizó las tendencias en la llamada actividad física ocupacional entre la década de los sesenta y el año 2008.
Con base en información obtenida del Departamento de Estadísticas Laborales norteamericano y las Encuestas de Salud y Nutrición Nacionales (NHANES), los expertos descubrieron que mientras en los años sesenta, el 50% de los adultos entre 40 y 60 años tenían un trabajo que les demandaba la práctica de actividades físicas moderadas, para el 2008, apenas el 20% de ellos realizaba algo de actividad física en virtud de su empleo.
Según la investigación, la disminución en la actividad física ocupacional significó que las mujeres dejaran de “quemar” aproximadamente 124 calorías diarias y los hombres 140 calorías. “Esto explicaría en gran medida el progresivo aumento de peso que se ha observado en las últimas cinco décadas entre los estadounidenses”, aseguran sus autores.
Los expertos estimaron que las 140 calorías que los hombres han dejado de quemar en sus trabajos se traducen en un aumento de 13 kilos. Es decir, mientras que en la década de los sesenta un hombre pesaba 77 kilos, en el 2008, un hombre de constitución similar pesaba 92 kilos. Los autores atribuyen esta diferencia en el peso a la falta de actividad física en el trabajo. Los resultados fueron similares para las mujeres.
Debido a ello, los investigadores enfatizaron la urgencia de promover la actividad física más allá del ámbito laboral. Si el desarrollo de la obesidad está directamente relacionado con el hecho de comer más de lo que se “quema” a través del ejercicio, la única solución para contrarrestarla y conservar la salud involucra recuperar el equilibrio energético: mantener una dieta balanceada y practicar alguna actividad física con regularidad. “Los resultados de nuestro estudio indican que el aumento en la ingesta de calorías no es el único factor responsable en la aparición de la obesidad”, advierten. “La falta de ejercicio juega un papel decisivo para que ésta se desarrolle.”
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