Los científicos locales Iván Matus, genetista en trigo de INIA, y Alberto Pedreros, experto en malezas de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Concepción, consideran preocupante la noticia conocida la semana pasada sobre el escape de control de un trigo transgénico experimental producido por Monsanto, resistente al herbicida Roundup, ocurrida en Oregón, Estados Unidos, ya que con ello quedó demostrado que los sistemas de control no resultan efectivos y se produjo un problema del que se ha informado en forma incompleta y que abre las puertas a que se trate de la punta del iceberg de algo más grave.
El hecho fue detectado en forma casual cuando un agricultor aplicó Roundup a un cultivo de 32 hectáreas, las que resultaron resistentes, lo que dio inicio a una investigación en EE.UU. Se trata de una variedad de trigo transgénico ensayado por Monsanto entre los años 1994 y 2005, que no fue aprobada por el Departamento de Agricultura de EE.UU., y la transnacional debió abandonar. Es un trigo resistente al Roundup, herbicida producido por Monsanto, que es uno de sus grandes negocios, ya que es el más usado en el planeta.
El trigo transgénico no está autorizado
En el mundo no existe trigo transgénico autorizado y la mayoría de los productos que se autorizan, o van destinados al consumo animal, como el maíz, o a una utilización en un estado de aceites (soya, raps), azúcares (remolacha), que no contienen genes ni proteínas que permitan diferenciar su origen transgénico en productos alimenticios para humanos, explicó Matus.
Alberto Pedreros agregó que sólo se ha puesto al tanto de la noticia, pero que aún no hay información científica de lo ocurrido. Afirmó que el trigo cuestionado fue objeto de una mutación inducida, no natural, para tener resistencia al herbicida más vendido en el mundo, en este caso al glifosato, que es el principio del Roundup. "Se trata del producto más barato para controlar gramíneas y hoja ancha de amplio espectro. En Estados Unidos, al maíz y soya se le introducen genes resistentes", precisó, agregando que el aceite que importamos es de este origen y que los transgénicos son una suerte de "caja negra", ya que no hay suficiente información científica respecto a sus efectos.
El glifosato, además de matar las malezas, también mata el trigo y ese es el interés de crear una resistencia. Pero el investigador advirtió que hay que tener en cuenta que la resistencia es sólo al principio señalado, Roundup, y no a los herbicidas en general. En cuanto a una recombinación con otras plantas similares al trigo y la creación de una supermaleza, afirma que es poco probable en Estados Unidos e imposible en Chile, ya que aquí no hay flora ni malezas que pueda se puedan polinizar con trigo.
"Esto de los transgénicos es un tema preocupante. En la medida que no se sepa qué pasa, se aumenta el peligro potencial. Como cuando apareció el cigarro, del que al principio no había información de sus efectos", afirmó Pedreros, reiterando que lo preocupante es la falta de información y el fácil ocultamiento de la misma, que hace a las organizaciones que investigan "dar palos al aire". Afirmó que hay un choque de intereses entre Monsanto y sus detractores.
El genetista Iván Matus comentó que el genoma del trigo es aún más complejo que el humano. También se pueden incorporar resistencias de trigo a los herbicidas con métodos convencionales, no transgénicos, como las variedades Pantera INIA y Bicentenario INIA, que resisten al Eurolitning, un herbicida de Basf para trigos Clearfield.
Respecto a la producción de supermalezas, compartió con Pedreros que en Chile no es posible en el caso del trigo, pero sí en el caso del raps, que se puede recombinar con los yuyos, por lo cual se debe cumplir con protocolos de seguridad. Matus afirmó que hay países muy cuidadosos con el tema transgénico, como Japón y otros del Asia, que se señala suspendieron sus importaciones de trigo de EE.UU. tras la noticia de la aparición de este trigo transgénico en Oregón. "Ellos tienen grandes laboratorios, en Oregón precisamente, y analizan todas las partidas de granos que importan", puntualizó.
El hecho fue detectado en forma casual cuando un agricultor aplicó Roundup a un cultivo de 32 hectáreas, las que resultaron resistentes, lo que dio inicio a una investigación en EE.UU. Se trata de una variedad de trigo transgénico ensayado por Monsanto entre los años 1994 y 2005, que no fue aprobada por el Departamento de Agricultura de EE.UU., y la transnacional debió abandonar. Es un trigo resistente al Roundup, herbicida producido por Monsanto, que es uno de sus grandes negocios, ya que es el más usado en el planeta.
El trigo transgénico no está autorizado
En el mundo no existe trigo transgénico autorizado y la mayoría de los productos que se autorizan, o van destinados al consumo animal, como el maíz, o a una utilización en un estado de aceites (soya, raps), azúcares (remolacha), que no contienen genes ni proteínas que permitan diferenciar su origen transgénico en productos alimenticios para humanos, explicó Matus.
Alberto Pedreros agregó que sólo se ha puesto al tanto de la noticia, pero que aún no hay información científica de lo ocurrido. Afirmó que el trigo cuestionado fue objeto de una mutación inducida, no natural, para tener resistencia al herbicida más vendido en el mundo, en este caso al glifosato, que es el principio del Roundup. "Se trata del producto más barato para controlar gramíneas y hoja ancha de amplio espectro. En Estados Unidos, al maíz y soya se le introducen genes resistentes", precisó, agregando que el aceite que importamos es de este origen y que los transgénicos son una suerte de "caja negra", ya que no hay suficiente información científica respecto a sus efectos.
El glifosato, además de matar las malezas, también mata el trigo y ese es el interés de crear una resistencia. Pero el investigador advirtió que hay que tener en cuenta que la resistencia es sólo al principio señalado, Roundup, y no a los herbicidas en general. En cuanto a una recombinación con otras plantas similares al trigo y la creación de una supermaleza, afirma que es poco probable en Estados Unidos e imposible en Chile, ya que aquí no hay flora ni malezas que pueda se puedan polinizar con trigo.
"Esto de los transgénicos es un tema preocupante. En la medida que no se sepa qué pasa, se aumenta el peligro potencial. Como cuando apareció el cigarro, del que al principio no había información de sus efectos", afirmó Pedreros, reiterando que lo preocupante es la falta de información y el fácil ocultamiento de la misma, que hace a las organizaciones que investigan "dar palos al aire". Afirmó que hay un choque de intereses entre Monsanto y sus detractores.
El genetista Iván Matus comentó que el genoma del trigo es aún más complejo que el humano. También se pueden incorporar resistencias de trigo a los herbicidas con métodos convencionales, no transgénicos, como las variedades Pantera INIA y Bicentenario INIA, que resisten al Eurolitning, un herbicida de Basf para trigos Clearfield.
Respecto a la producción de supermalezas, compartió con Pedreros que en Chile no es posible en el caso del trigo, pero sí en el caso del raps, que se puede recombinar con los yuyos, por lo cual se debe cumplir con protocolos de seguridad. Matus afirmó que hay países muy cuidadosos con el tema transgénico, como Japón y otros del Asia, que se señala suspendieron sus importaciones de trigo de EE.UU. tras la noticia de la aparición de este trigo transgénico en Oregón. "Ellos tienen grandes laboratorios, en Oregón precisamente, y analizan todas las partidas de granos que importan", puntualizó.
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