El mecánico brasileño Alfredo Moser descubrió que una botella de plástico con agua y cloro pueden iluminar el interior de una casa durante el día, así remplazando el uso de energía eléctrica. Estas lámparas funcionan con la refracción de la luz solar, utilizando cloro para evitar que el agua se torne verde por moho o algas. Luego de llenar la botella con agua y un poco de cloro, se hace un hoyo el en techo y la botella se mete a presión, después de fija con una resina para evitar goteras. Según Alfredo, se estima que dependiendo de la cantidad de sol durante el día, la luz puede alcanzar de 40 a 60 watts.
El “Método Moser” ha sido utilizado en todo el mundo, por ejemplo en las Filipinas en donde la organización MyShelter ha instalado este tipo de foco desde el 2011 y además, ha enseñado a las personas a instalarlas, así creando empleos. El método se emplea en otros quince países, que incluyen India, Bangladesh, Argentina y Fiji, entre otros.
En términos de energía y sustentabilidad, una lámpara moser no emite CO2, mientras que un foco de 50 watts encendido por 14 horas al día emite casi 200 kg de CO2 en un año; las botellas que se utilizan siempre son recicladas y vienen de la misma comunidad, por lo que no se utiliza energía para transportarlas.
Moser continúa viviendo de manera sencilla a pesar de haber cambiado la vida de muchas personas que utilizan su invento para iluminar viviendas, pequeñas tiendas y granjas hidropónicas caseras. Describe su invento de la siguiente manera: “Es una luz divina. Dios le dio el sol a todos, y la luz es para todos. Si alguien la quiere utilizar, puede hacerlo y ahorrar dinero… Un hombre instaló estas lámparas y en un mes había ahorrado suficiente para pagar las cosas esenciales para su hijo, que estaba apunto de nacer. ¿Se lo pueden imaginar?”
Este invento además de ser inspirador, demuestra que hay opciones sustentables al alcance de todos.
[BBC]
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