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Los productores de transgénicos hacen lo posible para que no haya estudios sobre los efectos en la salud de estos organismos genéticamente modificados, denunció la eurodiputada y ex ministra de Medio Ambiente francesa Corinne Lepage.
"Es indignante darse cuenta de la incapacidad de los políticos para responder a una pregunta sencilla: ¿los transgénicos son un problema para la salud humana? Hay una pugna para que no haya estudios", asegura Lepage tras la publicación el miércoles de un estudio que alerta de la toxicidad de un maíz transgénico de la multinacional Monsanto.
"Las empresas que producen transgénicos son responsables de si su producto es tóxico, excepto en un caso: si el estado de los conocimientos (científicos) no permite saber si hay un problema. De esta manera su objetivo es esquivar el problema y evitar que haya estudios", asegura la ex ministra.
Hasta ahora las empresas habían limitado los estudios a los efectos durante 90 días. Pero el estudio francés dirigido por un profesor de la Universidad de Caen (norte), se basó en una observación a más largo y llegó a la conclusión de que las ratas alimentadas con maíz transgénico sufren cáncer y mueren antes.
"Este estudio es único porque se hizo durante dos años, incluye más de cien parámetros distintos, con un análisis de todos los tumores encontrados (en las ratas). Todo esto no se había hecho antes", explica Lepage.
Los universitarios franceses analizaron durante dos años los efectos en doscientas ratas del maíz transgénico NK603 y del herbicida Roundup, el más utilizado en el mundo, dos productos de Monsanto.
Los resultados demostraron que en las ratas alimentadas con transgénicos aparecen tumores hasta 600 días antes que en las ratas indicador (no alimentadas con transgénicos) mientras que en el caso de las hembras aparecen una media de 94 días antes.
"Creo que en el caso de este maíz (NK603) sería indispensable aplicar una cláusula para regular su consumo y su importación. Para el resto (de transgénicos) es indispensable hacer estudios como este y aplicar medidas transitorias (a la espera de los resultados)", explica Lepage.
El miércoles en Bruselas, el eurodiputado francés Jose Bové, de Los Verdes, una de las figuras emblemáticas de la lucha contra los transgénicos, pidió la suspensión "inmediata" de las autorizaciones de cultivo mientras que la Comisión Europea anunció haber pedido a su agencia responsable de la seguridad de los alimentos que examine los resultados del estudio francés.
"Es indignante darse cuenta de la incapacidad de los políticos para responder a una pregunta sencilla: ¿los transgénicos son un problema para la salud humana? Hay una pugna para que no haya estudios", asegura Lepage tras la publicación el miércoles de un estudio que alerta de la toxicidad de un maíz transgénico de la multinacional Monsanto.
"Las empresas que producen transgénicos son responsables de si su producto es tóxico, excepto en un caso: si el estado de los conocimientos (científicos) no permite saber si hay un problema. De esta manera su objetivo es esquivar el problema y evitar que haya estudios", asegura la ex ministra.
Hasta ahora las empresas habían limitado los estudios a los efectos durante 90 días. Pero el estudio francés dirigido por un profesor de la Universidad de Caen (norte), se basó en una observación a más largo y llegó a la conclusión de que las ratas alimentadas con maíz transgénico sufren cáncer y mueren antes.
"Este estudio es único porque se hizo durante dos años, incluye más de cien parámetros distintos, con un análisis de todos los tumores encontrados (en las ratas). Todo esto no se había hecho antes", explica Lepage.
Los universitarios franceses analizaron durante dos años los efectos en doscientas ratas del maíz transgénico NK603 y del herbicida Roundup, el más utilizado en el mundo, dos productos de Monsanto.
Los resultados demostraron que en las ratas alimentadas con transgénicos aparecen tumores hasta 600 días antes que en las ratas indicador (no alimentadas con transgénicos) mientras que en el caso de las hembras aparecen una media de 94 días antes.
"Creo que en el caso de este maíz (NK603) sería indispensable aplicar una cláusula para regular su consumo y su importación. Para el resto (de transgénicos) es indispensable hacer estudios como este y aplicar medidas transitorias (a la espera de los resultados)", explica Lepage.
El miércoles en Bruselas, el eurodiputado francés Jose Bové, de Los Verdes, una de las figuras emblemáticas de la lucha contra los transgénicos, pidió la suspensión "inmediata" de las autorizaciones de cultivo mientras que la Comisión Europea anunció haber pedido a su agencia responsable de la seguridad de los alimentos que examine los resultados del estudio francés.
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