miércoles, 5 de septiembre de 2012

MONSANTO AHORA VA POR LOS BIOCOMBUSTIBLES

Escrito por Sergio Federovisky   
Lunes, 03 de Septiembre de 2012 18:54

Tras la fiebre desatada a finales del gobierno de George W. Bush a favor de los biocombustibles, proliferaron a nivel internacional cientos de informes y estudios desacreditando ese producto como viable desde el punto de vista ambiental y descartando que tuviera efectos positivos en la batalla contra el calentamiento global. NI hablar de la competencia desleal que supone respecto de la producción de materias primas para alimentación. Sin embargo, como tiene buena sonoridad y representa un formidable negocio, se lo sigue citando como si tuviera alguna incidencia ambiental positiva o como si expresara compromiso ambiental de algún tipo de parte de las empresas y gobiernos involucrados.
De ahí que todo lo derivado del “combustible verde” deba ser mirado con varios ojos, dado que en su ecuación no ingresa necesariamente la pertinencia ambiental como motivación de su producción. Y si además, detrás de su promoción está Monsanto, se debe ser excesivamente cuidadoso. Lo que sigue es un chivo escandaloso del diario La Nación, cuyo periodista autor al menos nos aclara que los datos provienen de una gira de periodistas bancada justamente por Monsanto por los Estados Unidos para disfrazar de “inversiones” la derivación de miles de hectáreas destinadas a cultivos genuinos hacia la producción de etanol de maíz con semillas que, sólo casualmente, proveerá la empresa afincada en Saint Louis, Estados Unidos. Vale la pena leer la nota, sólo para que alguna autoridad se entere y promueva lo contrario.
La nota, además, no debe leerse ajena a la decisión del gobierno de Cristina Kirchner de  amigarse” con Monsanto y, a cambio de la promesa de inversión en una planta de productos transgénicos que instalará en Córdoba, otorgarle todos los beneficios exigidos, entre ellos la autorización para ingresar al país una nueva variedad de soja alterada genéticamente.
Nota en La Nación
Después de la fiebre de inversiones que hubo en plantas de biodiesel a base de soja en la Argentina, el próximo turno será para el etanol de maíz. Ya hay una veintena de proyectos de plantas que suman inversiones por US$ 1500 millones. Se estima que este biocombustible podría hacer crecer en poco tiempo 10% el área con maíz y demandar con las plantas a pleno entre 3 y 4 millones de toneladas.
El dato lo saben en la compañía de semillas Monsanto, que organizó una gira con periodistas por los Estados Unidos para visitar, entre otras cosas, plantas de etanol y analizar el estado actual de esta industria.
En los Estados Unidos funcionan entre 220 y 250 plantas de etanol, que demandaron una inversión de entre 100 y 130 millones de dólares cada una. En total, para poner en marcha toda esta industria, localizada en los estados productores de maíz como Illinois, Iowa e Indiana, entre otros, se invirtieron más de US$ 30.000 millones desde 2003.
Hoy, 110 millones de toneladas de maíz (el 40% de la cosecha total norteamericana) van a las plantas de etanol, que, además de elaborar este biocombustible también producen un subproducto utilizado para la alimentación animal, conocido como DDGS. De hecho, este subproducto les reporta un 20 por ciento de su ganancia.
Para Monsanto, el desarrollo del etanol en la Argentina podría seguir un camino tan importante como en los Estados Unidos, beneficiar a los productores, generar inversiones en el interior y traccionar una suba de la superficie sembrada, aunque sin necesariamente provocar una fuerte suba de los precios del cereal, como sí ocurrió en este país.
En la Argentina, la superficie sembrada con maíz ronda, entre grano comercial y ganadería, los 4,8 millones de hectáreas. Para los expertos, el etanol puede generar más superficie sin generar una tensión en los precios ni con otras actividades que consumen maíz, como la avicultura y los feedlots.
"En los Estados Unidos cada planta de etanol demanda entre 60.000 y 70.000 hectáreas. En la Argentina se calcula que la demanda de cada planta va a estar en 20.000/25.000 hectáreas", explica Patricio Gunning, gerente de Asuntos Corporativos de Monsanto Argentina.
Se estima, además, que por los proyectos en marcha el rango de inversión de cada planta irá de 50 a 130 millones de dólares, con un promedio cercano a los 70 millones.
Al menos cinco de esos proyectos están en una etapa avanzada. Uno de ellos es Bio4, en Río Cuarto (Córdoba), que fue el primero en obtener un cupo para proveer 50.000 metros cúbicos de etanol por año al mercado interno. Esta empresa fue creada por 24 productores de maíz que invirtieron US$ 28 millones, y será la primera, en septiembre próximo, en colocar este biocombustible en la plaza local.
Por ley, la nafta debe cortarse en una proporción del 5% con etanol. Hasta ahora, quienes capitalizaron eso, aunque sin cubrir todo ese porcentaje establecido, fueron los ingenios azucareros, que empezaron a hacer etanol con el cultivo de caña de azúcar.
Además de Bio4, el grupo Porta, una tradicional familia de Córdoba, también se volcará al etanol. Y lo mismo hará la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), 6la mayor cooperativa agrícola del país que tiene proyectado iniciar sus operaciones en diciembre de 2013, luego de construir en Villa María, Córdoba, una planta de 125.000 metros cúbicos. Mientras tanto, en Alejandro Roca (Córdoba), el grupo AGD, de Roberto Urquía, empezará a operar en 2013 con una planta de 135.000 metros cúbicos. Esa planta demandaría unos US$ 200 millones.
Por su parte, la aceitera Vicentin desarrolló un proyecto en Avellaneda, Santa Fe, con una inversión de 35 millones de dólares para 50.000 metros cúbicos. Estos y otros emprendimientos representan inversiones por más de 500 millones de dólares. Si se suma GreenPampas, otro proyecto por US$ 400 millones, el monto total llega a 900 millones. Pero hay más iniciativas que acercarían la inversión de los primeros 20 proyectos a 1500 millones de dólares.
  

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