Dejar de fumar puede ser calificado de todo, menos de fácil. Es una adicción fuerte que además actúa muy rápido. El síndrome de abstinencia por la retirada de tabaco trae como consecuencia un aumento deapetitoque siempre se ha relacionado con el estado de ansiedad que provoca. Pero más allá de esta teoría hay quienes afirman que la nicotina y las sustancias que lleva el tabaco aumentan de forma ficticia el nivel de azúcar en sangre por lo que al dejarlo, el cuerpo pide ese azúcar que “falta” para lograr un equilibrio.
Sea como sea, el caso es que nuestro apetito aumenta y esto trae consigo algunos problemas. El peor es el sobrepeso que sin duda alguna no hará justicia al subirnos a la váscula si nos dejamos llevar por el; pero también trae consigo mayores ganas de fumar. A losfumadores el cigarro que más les sabe es aquel que fuman con la barriga llena.
Pero dejar de lado el hábito no debe volverse un problema, al contrario, una buenaalimentaciónnos puede ayudar a superar mejor el proceso. Es importante comer sentado y con calma y procurar no llenarnos demasiado. También hay algunos alimentos que podemos incluir en nuestra dieta que nos ayuden en este momento.
El pescado blanco y azul aportan omega-3 beneficioso para el sistema nervioso y el inmune. Las leches y yogures también contribuyen a mantener el tono de tus músculos y huesos. Los cereales, las legumbres, lasverdurasy las hortalizas pueden beneficiarnos mucho dado su aporte en fibras y vitaminas. Debemos procurar no quedarnos demasiado llenos y no hacer comidas copiosas que aumenten nuestras ganas de fumar. Evitar sobretodo los alimentos con demasiada grasa, ya que, en estos momentos, debemos facilitar el proceso de adaptación a nuestro cuerpo y la mejor forma de hacerlo es con una dieta ligera, completa y equilibrada.
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